Hacer que se vea a sí mismo como víctima
Enséñale a afrontar los problemas de forma positiva, así descubrirá que cuenta con los recursos emocionales para resolver conflictos. ¿Cómo pueden enseñarle esto? Sé un ejemplo para él: cuando te enfrentes a una situación difícil intenta solucionarlo con paciencia, tranquilidad y autoconfianza.
A veces ponemos a los niños metas más altas que las nuestras, lo cual no solo es incongruente, pues les pedimos mejores resultados que los que nosotros mismos podríamos dar; esto es contraproducente, ya que podemos generarles altas dosis de frustración al exigirles un rendimiento que queda fuera de sus posibilidades.
Compararlo con otros
Muchos padres caen en el error de comparar a su hijo con otros para resaltar las cualidades de aquellos y los defectos del propio, como si su hijo fuera peor que los otros niños. Si no quieres provocarle un complejo a tu hijo y aumentar sus inseguridades vendría bien tomar consciencia de lo que les dices y no seguir por allí. Recuerda que las comparaciones son odiosas. Deja de comparar y céntrate en los rasgos que ayuden a tu hijo a motivarse y ser mejor. Cada niño es distinto y cada uno tiene sus cualidades. Tu deber como padre es buscarlas, potenciarlas y hacerles verlas diariamente ya que él, al no contar con la misma experiencia de vida, no sabe con certeza cuáles son sus habilidades.
Si no le alientas ni crees en él, difícilmente podrá creer en sus propias posibilidades. En vez de verlo como perdedor por haberse equivocado (recuerda que los errores son poderosas herramientas de aprendizaje, deja de verlos como algo negativo) o de no dar por válida su manera de pensar por ser distinta a la nuestra, sé positivo y ve a tu hijo como alguien que está en proceso de desarrollo y puede mejorar día a día.
Descalificarlos
Nunca le digas “eres un torpe, no sirves para nada”. El poder de las palabras es tremendo y más todavía si viene de parte de los adultos que lo cuidan y de quienes depende emocional y físicamente. Valora a tu hijo de forma amorosa, paciente con su proceso madurativo y cognitivo, y acéptalos tal como es. Además, ve sus lados fuertes y bellos, enfócate en sus habilidades para potenciarlas.
Te proponemos el siguiente ejercicio
Haz un listado de 10 fortalezas (o aspectos positivos) de tu hijo y otro con 2 debilidades (o aspectos negativos). Pon el primero en un lugar a la vista de todos, de manera que pueda ser revisado en cualquier momento. El segundo listado ponlo en una libreta. Después de una semana o un mes, haz un balance. Apunta si notas alguna mejora en tu hijo. Saca el listado de los rasgos negativos y reflexiona si todavía parecen tan obvios como al principio. Puede ser que te lleves una sorpresa.
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