Los niños reaccionan y aprenden a reaccionar ante la vida según nuestro estilo de crianza y basándose en cómo reaccionamos nosotros a las diferentes situaciones que se nos presentan. Así, si a nosotros nos dan miedo los perros o el mar es muy probable que a nuestros hijos también les ocurra, de la misma manera que es probable que a nuestros padres también les pasara.
Es nuestra responsabilidad hacernos cargo del estilo educativo que recibimos cuando éramos niños y cambiar aquellas cosas que consideramos no fueron las más adecuadas. Todos nos equivocamos en algún momento y, de la misma manera que nosotros podemos estar equivocados así les pudo ocurrir a nuestros padres en su momento. Si alguna vez te has preguntado por qué eres una persona insegura o por qué te sientes un poco perdedor pese a que la vida te vaya bien; si alguna vez te has cuestionado tus arranques de ira o por qué no tienes paciencia, entonces, a lo mejor, deberías revisar los errores educativos que puede que hayas asumido sin darte cuenta para así ponerles solución y no permitirte repetirlos con tus hijos.
Debemos aclarar, antes de pasar a enumerar las consecuencias de los grandes errores educativos y cuáles son estos que, solo si estos errores se repiten de manera constante en la educación de los menores tendrán las consecuencias y repercusiones que a continuación enumeramos.
Todos pecamos de sobreproteger al niño en un momento dado, todos hemos evitado al niño alguna frustración o hemos parado una rabieta con un pequeño soborno. Estos errores cometidos puntualmente, como una excepción a la norma, no tendrá consecuencias graves a largo plazo, sin embargo si se repiten con asiduidad repercutirán en su comportamiento a corto y largo plazo.
Errores educativos frecuentes y sus consecuencias
a) Si tu hijo es desconfiado probablemente haya aprendido a tener miedo a los demás. Este miedo puede nacer de una educación marcada por una baja tolerancia a la frustración por parte de los padres y la poca paciencia de estos que deriva en gritos o muestras patentes de irritabilidad hacia el pequeño. También es habitual que estos padres usen la amenaza y el castigo como método educativo y, aunque es efectivo a corto plazo, a la larga las consecuencias son terribles en los pequeños porque a la desconfianza se le sumará la misma agresividad ante la vida que han sentido en casa. Además, cuando somos demasiado regañones los niños aprenden a evitar las broncas mediante la mentira. Por lo que, como vemos si regañamos mucho, desproporcionadamente, o por cada tontería, los niños serán desconfiados y, en general, mentirosillos.
b) Si tu hijo es tendente a tener rabietas pasada la edad normal de los berrinches es probable que necesite más atención por parte de papá y mamá. Las pataletas, gritos y arranques de ira se deben, normalmente, a dos razones: o bien necesita que pases más tiempo con el niño o bien no sabe llamar tú atención de otra manera. En caso de que sea la segunda causa, habrá que enseñar al niño a canalizar su ira y reclamar tú atención de una manera más sana.
c) Si tu hijo es extremadamente tímido, indeciso e inseguro hay un problema clave de sobreprotección. La sobreprotección hace sentir al niño que todo es un peligro y que ellos solos no van a ser capaces de hacer nada por lo que merma su seguridad y autoestima lo que significa que acaba siendo un niño inseguro y tímido que esperará siempre a que otra persona tome las decisiones por él.
d) Si tu hijo es muy celoso es probable que se deba a un sentimiento de inseguridad generado por la comparación constante de sus habilidades y personalidad con la de hermanos, primos o amiguitos. Lo único que se gana comparando constantemente a un niño es que este sienta celos y envidia de aquellos modelos con los que sus padres les comparan, ya que los consideran mejores.
e) Si tu hijo es agresivo debes hacer una revisión enorme de lo que sucede en casa. Normalmente, la agresividad del niño es un comportamiento aprendido: si en casa le levantan la mano aprenderán que es una opción normal que pueden usar cuando están frustrados, tristes, enfadados o quieren obtener algo.
f) Si tu hijo no respeta a nadie y es respondón es probable que se deba a que no se siente respetado ni escuchado. Cuando un niño tiene un problema y lo minimizamos o cuando hace algo mal y lo regañamos sin más, sin hablar de cómo se siente o qué ha ocurrido, asumirá que no se respetan esos sentimientos y hará lo mismo con los demás. A respetar se aprende respetando, empecemos a dar ejemplo con esto desde el principio.
g) Si tu hijo le quita siempre todas las cosas a los demás, refieren los psicólogos, que esto sucede porque no le dejaste escoger sus juguetes. Si empiezas a dejarle escoger sus juegos en lugar de imponérselos, dejará de buscar en otros niños lo que él necesita.
h) Si tu hijo no sabe resolver problemas es probable que se deba a un sentimiento de humillación fruto de las regañinas en público. Ten cuidado y siempre busca un espacio privado donde poder llamar la atención al niño con libertad pero sin que se sienta humillado.
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