Se acabaron los tiempos en los que educar a un niño en familia o en el colegio consistía en castigos diversos. En la actualidad la premisa fundamental de la educación es la disciplina positiva. Nuestros hijos deben ser educados con cariño y con firmeza. Los castigos solo funcionan en el corto plazo y en la mayoría de los casos no consiguen su objetivo.
La familia debe ser siempre el pilar fundamental de la vida de nuestros hijos. “El niño, para el pleno y armonioso desarrollo de su personalidad, debe crecer en el seno de la familia, en un ambiente de felicidad, amor y comprensión”, señala en la Convención de los derechos del niño de Unicef.
El psicólogo Bilbao en su libro El cerebro del niño explicado a los padres considera los castigos como “una estrategia torpe y poco evolucionada de educar a los hijos”. Existen otras alternativas al castigo como poner límites antes de que el niño se desmadre y ofrecer un trato, una negociación. Educar con castigos o con el típico azote puede tener graves consecuencias para nuestros hijos.
Alternativas a los castigos
Educar a un niño mediante castigos puede tener efectos adversos como que el niño utilice el castigo como forma de relación o que afecte a su autoestima y a sus decisiones cuando sea adulto. Aunque los padres conocen las consecuencias físicas y psicológicas que tienen el típico azote o el maltrato verbal, muchos confiesan que lo siguen utilizando para educar a sus hijos.
Les vamos a contar cinco alternativas a la educación con castigos que obtendrán seguro mejores resultados y no tendrán consecuencias a largo plazo para nuestros hijos.
1. Dejar claros los límites
Lo más importante es que los niños tengan claros los límites. Tienen que saber qué pueden hacer y qué no en casa y en el colegio. Por ejemplo si no hacen los deberes y nos lo comunica el profesor en una nota, al día siguiente tendrán que hacer un trabajo extra en casa. No podemos dejarlo pasar porque entenderán que no es una mala conducta y lo harán en otras ocasiones. Si entre los hermanos siempre hay peleas por los juguetes, deben tener claro que solo pueden sacar un juguete cuando recojan el anterior. Hay que establecer siempre consecuencias a nuestros actos.
2. Ayudarles a conseguir sus metas
Los padres tenemos que dar a los niños herramientas para resolver sus problemas. Debemos intentar adelantarnos a sus frustraciones. Además si es posible tenemos que intentar ayudarles a controlarse o a realizar aquello que les agobia o frustra. Por ejemplo si nuestro hijo no sabe ponerse los calcetines, dedica una tarde a que aprenda. No vale de nada regañarle todos los días por que no lo sabe hacer. Ayudarle a ponerse los calcetines por las mañana no es el camino adecuado.
3. Educar en positivo y sin castigos
Los padres debemos cambiar la perspectiva y valorar los comportamientos positivos de nuestros hijos. Tenemos que cambiar el “chip” y centrarnos más en lo que nuestros hijos hacen bien. Por ejemplo si cenan bien podrás ver la televisión media hora antes de acostarse. Si no cenan bien no podrán verla porque tienen que saber también que cada acto tiene su consecuencia.
4. Enséñales a pedir perdón
Nuestros hijos tienen que aprender que sus errores tienen consecuencias y tienen que aprender a pedir perdón. Tenemos que educar a nuestros hijos siempre en la no violencia y la resolución de conflictos.
5. El autocontrol de los padres
Los padres también tenemos que aprender a controlarnos. Si la actitud de nuestro hijo nos ha llenado de ira, debemos calmarnos. Una buena idea es respirar y contar hasta 10. Por muy terrible que sea lo que han hecho, tenemos que poner freno a nuestro enfado antes de empezar a regañarles. Una de las alternativas al castigo sentarnos tranquilamente con ellos. Tenemos que intentar que nos expliquen con sus propias palabras la razón de su comportamiento. Deben entender qué han hecho mal y el por qué. Tenemos también que explicarles porque lo que han hecho está mal y llegar a un acuerdo para corregir estas actitudes de cara al futuro.
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