¿Piensas en dejar el móvil a un niño? ¿Estaría bien, estaría mal? Entendemos esta duda porque las nuevas tecnologías forman parte de nuestra vida y cada vez los niños son más espabilados en su uso. La gran capacidad de aprendizaje que tienen a esas edades, su curiosidad y el mundo infinito de posibilidades que ofrecen los aparatos electrónicos los hace irresistibles para ellos.
La infancia es una de las áreas en donde las nuevas tecnologías están cada vez más presentes y los niños no tardan en pedir el móvil “a gritos”. Para que puedas tomar una decisión correcta y bien informada, te dejamos en este artículo, 3 buenas razones para no dejar el móvil a un niño o al menos para dejárselo con supervisión y durante un tiempo limitado.
1. Afecta el desarrollo neuronal: enseñan al cerebro a funcionar bajo constante estimulación
Funcionar en un entorno en donde siempre estamos estimulados puede parecer una circunstancia positiva. De hecho, muchos expertos en desarrollo infantil subrayan la necesidad de estimular tempranamente a los niños y niñas para que alcancen el máximo desarrollo intelectual. Lo que ocurre con los teléfonos en este sentido es que la estimulación que producen no es sana.
¿Por qué no lo es? Los dispositivos móviles sobrestimulan constantemente al cerebro y proporcionan un entorno cambiante, vibrante y de constante cambio. Esta sobrestimulación para el niño es muy agradable pero no es sana porque no es similar a la estimulación que luego el niño se encuentra en la vida real.
De este modo, se dice que la sobrestimulación no es sana porque parte de ella no deja de ser muy artificial, algo que luego puede provocar grandes frustraciones cuando el niño se enfrente a la vida real (más aburrida y menos estimulante). Por estos motivos hay estudios que asocian al uso del móvil en niños menores de 10 años (momento en el que va culminando la fase de formación de la sustancia blanca cerebral) con la aparición del Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad..
2. Le expone al peligro de Internet y redes sociales
Dejar el móvil a un niño significa darle acceso a un gran mundo que los padres no pueden controlar: el mundo de Internet. Para explicarlo metafóricamente: si no dejas a tu hijo o hija solo en un centro comercial sin vigilar con quién habla, con quién juega y con quién se relaciona, ¿por qué dejarle el móvil?
Aunque creas que tu hijo o hija puede realizar un uso controlado del móvil, esta idea es poco realista. Si te lo planteas, estarás pendiente de lo que hace el niño con el móvil durante los primeros días, pero después lo más probable es que te fíes y bajes la guardia. Así, con el paso del tiempo puedes exponer al niño a una serie de estímulos y situaciones que no controlas.
Por otro lado, al dejar el móvil a un niño facilitas que este prefiera las relaciones sociales “on-line” en lugar de aquellas que se dan cara a cara y en tiempo real. Lo que se traducirá en una mayor dificultad a la hora de adquirir habilidades sociales en vivo y en directo, algo que puede ser un obstáculo para su vida social y laboral cuando sea un adulto.
3. Dificulta el desarrollo de hábitos correctos y habilidades necesarias
Utilizar el móvil desde la infancia temprana impide el desarrollo de una habilidad importante: la concentración. Esto ocurre porque los dispositivos móviles están diseñados para saltar de un estímulo a otro, y la concentración es todo lo contrario (poner toda la atención en un estimulo por vez, de manera sostenida y durante tiempo prolongado).
Es verdad que los niños pueden llegar a concentrarse mucho en lo que aparece en las pantallas, pero se trata de una concentración fácil: está guiada por el cambio continuo y por lo tanto gran parte del peso de la misma la sostiene el propio teléfono. Por suerte para todos, niños y padres, el cerebro es flexible y puede aprender a concentrarse aún siendo un cerebro adulto. Sin embargo, existiendo la posibilidad, es mejor que aprendan desde pequeños.
Así mismo, al dejar el móvil a un niño le privas de que aprenda a superar el aburrimiento con iniciativas propias. Ser capaz de aburrirse es muy importante y al dejar el móvil al niño haces que siempre esté siempre entretenido, que no tenga que afrontar el aburrimiento. Por supuesto, también consigues que dé más guerra, que en ocasiones sea un niño “más incómodo” y “movido”. Sin embargo, esta prueba para tu paciencia es algo bueno para él.
“Al dejar el móvil a un niño o niña le privas de que aprenda a aburrirse y esta es una de las habilidades fundamentales para la vida diaria”
Finalmente, aunque en este artículo nos hemos centrado en razones para no dejar el móvil a un niño, existen también razones que pueden ser buenas o neutras y que igualmente hay que considerar. De todos modos, lo importante es ser gestores de lo que ocurre: si les dejamos el teléfono, estar pendientes.
No utilizarlo como recurso para estar un rato tranquilos y bajar nuestro nivel de vigilancia. También se trata de gestionar el tiempo: si sus abuelos ya se lo dejan a veces o lo hacen otras personas, instruirles en cómo queremos que lo hagan. En este caso, es más recomendable incluso que nosotros no les dejemos el teléfono, aunque nos tachen de “malos”, de manera que no dupliquemos el tiempo de exposición.
Escrito por: Julia Marquez Arrico
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