Sin darnos cuenta criamos a nuestros hijos para que se dejen influir por nosotros, los cual termina siendo parte de su vida. Por lo general no nos molesta que el pequeño crezca bajo la sombra de nuestra influencia, pero es algo que debería comenzar a preocuparnos en cierta etapa de su vida, porque un niño que se deja influir con facilidad en el hogar, podría arrastrar esta debilidad a otros lugares.
Algunos niños son suficientemente independientes desde temprana edad, algo que en ocasiones hace perder la paciencia a sus padres, pero otros se dejan guiar sin objetar y casi nunca hacen valer sus opiniones. Aunque en el hogar esto fomente un adecuado proceso de crianza, podría ser perjudicial, porque tal vez el niño esté reprimiendo sus sentimientos o sea demasiado manipulable como persona.
Educar a un niño para que no se deje influir por los demás debe ser una tarea que nos ocupe desde sus primeros pasos de independencia, sobre todo si ya hemos visto muestras de debilidad en estos casos. En este particular, sabemos que algunas influencias pueden ser positivas, por eso es algo que la educación debe complementar, enseñarlos a distinguir lo bueno de lo malo.
La presión de grupo
La presión de grupo es un elemento principal para que se desenlace un sistema de manipulación, pues muchos niños tienen la necesidad de integrarse a grupos que quizá no le favorezcan. Al mismo tiempo, hay niños con capacidad de liderazgo innata, lo cuales son capaces de someter a su voluntad a otros pares.
Por otro lado, aquellos niños que están acostumbrados a ser liderados por sus padres o hermanos, son más propensos a sufrir también este sometimiento. Es posible que un grupo no sea malo del todo, pero el inconveniente de estos es sin dudas que presionen a sus integrantes para hacer las mismas cosas, las cuales quizá no son del agrado de todos.
En tal sentido, muchos de los niños pertenecientes al grupillo se dejan influir por las ideas del líder, con la finalidad de ser aceptados y evitar los reproches que puedan ocurrir. Al respecto, de estas imposiciones pueden aparecer potenciales problemas de comportamiento y realización de acciones fuera del orden o la legalidad.
Educar a un niño para que no se deje influir
Pese a que las influencias pueden ser buenas o malas, dependiendo de los valores que el niño obtenga en el hogar, podrá sortear mejor el asecho de las malas influencias. Enseñar a los niños a manifestar su propio criterio y fomentar su autoestima, son las principales herramientas para ayudarlo a que no se deje influir.
Para ayudar al niño a ser independiente de criterio y evitar las malas influencias, podemos atender a las siguientes recomendaciones.
Fomentar su sentido de pertenencia, a fin de que crezca su sentimiento de adaptación y valoración positiva de lo que tiene.
Preocuparnos sinceramente por su comportamiento y las señales de alerta que podría estar dando.
Enseñarlo a ser responsable de sus actos y buscar la aprobación de sus acciones antes de ejecutarlas.
Demostrar interés por sus cosas y hacerle saber que cuenta con nuestro apoyo incondicional.
Valorar sus opiniones y respetarlo como persona independiente.
Enseñarlo a negociar y desarrollar elementos de liderazgo.
Estimular su autonomía, esto se puede lograr asignándole responsabilidades que esté capacitado para cumplir.
Promover los valores desde el hogar, con el propósito de que sea capaz de distinguir las actitudes positivas de las negativas.
Animarlo a compartir sus experiencias, hablar de sus amistades, que cuente cómo le va en la escuela y qué cosas le divierten.
Evitar confrontarlo para que se aleje de algunos amigos o ser muy crítico con estos, pues es algo que podría volverlo más defensivos e intransigentes al respecto.
Desarrolla su autoestima y seguridad en sí mismo, esto le ayudará a ser más independiente en el momento de alejarse de la influencia de los demás.
Promueve una comunicación adecuada entre el niño, padres y maestros, para él pueda sentirse en confianza de contar sus problemas y aclarar sus dudas.
Procura no compararlo o criticar la manifestación de su personalidad, porque esto podría crear cierta rebeldía que implique la relación con niños diferentes a él.
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