Se niega a todo por sistema
Desde hace días Marina, de 2 años y medio, da un “no” como respuesta a todo: a irse del parque, a salir de casa, a vestirse, a desvestirse, a bañarse...
REACCIÓN INADECUADA
Ante las negativas de Marina, su madre se pone nerviosa y reacciona regañándola con rabia y obligándola “por las buenas o por las malas” a hacer lo que no quiere (marcharse del parque, por ejemplo). Así aprenderá a obedecer.
UNA ALTERNATIVA EFICAZ
Es posible que Marina no haya aprendido todavía el valor de la palabra “no”. Una idea es enseñárselo respetando su primer “no”, para que vea lo que significa y, pasados unos minutos, plantearle la pregunta de forma que tenga que decidir entre dos opciones: “¿Quieres que nos vayamos ahora o dentro de cinco minutos?”. Para ayudarla a elegir es efectivo hacerle más interesante una de las dos alternativas: “Si nos vamos ahora tendrás más tiempo de jugar con tus patitos en el baño”.
Ha cogido una rabieta
Alberto (2 años) está en una tienda y ve un juguete que le gusta. Cuando su madre le dice que no va a comprarlo, empieza a gritar, patalear y tirar cosas.
REACCIÓN INADECUADA
La situación incomoda tanto a su madre que después de intentar que Alberto cambie de actitud, termina llevándoselo de la tienda o comprándole el juguete.
UNA ALTERNATIVA EFICAZ
Lo más efectivo, por difícil que resulte, es mantener la calma y no dejarse influir por lo que puedan pensar los demás. Algunos niños se tranquilizan cuando se les abraza fuerte. Otra opción es sentarlo en un sitio, sujetar sus manos suavemente, mirarle a los ojos, explicarle por qué ha obrado mal y luego seguir haciendo la compra aunque continúe llorando. Lo que no hay que hacer es comprar el juguete, porque esto perpetuará sus rabietas.
Odia irse a la cama
Carmen (24 meses) está jugando con su hermano cuando llega la hora de dormir. Como todos los días, la niña se enfada y empieza a llorar, llama sin cesar a sus padres desde la cama...
REACCIÓN INADECUADA
Su padre, nervioso, la mete en la cama y se va. Cuando Carmen le llama llorando, le dice desde el salón que se calle y se duerma de una vez o la castigará.
UNA ALTERNATIVA EFICAZ
Lo ideal es que, una hora antes de que Carmen se vaya dormir, en casa haya un ambiente relajado y la niña no haga nada que la excite, como jugar o ver la tele. Si su padre o su madre la acuestan con calma, hablan un ratito o leen un cuento con ella, le dan un beso y se van, se quedará tranquila.
¡Jamás escucha!
El padre de Alicia (3 años) la llama varias veces para que vaya a comer, pero la niña sigue viendo la tele, como si no le oyera.
REACCIÓN INADECUADA
Como últimamente la niña actúa así a menudo, su padre estalla: enfadado, apaga la tele y, con rabia, le dice que no volverá a verla nunca.
UNA ALTERNATIVA EFICAZ
Seguramente Alicia no tiene intención de desobedecer, pero está tan inmersa en lo que hace que se aísla del mundo. Lo mejor es que su padre acuerde desde el principio el tiempo que va a estar viendo la tele (o jugando) y que, poco antes de la hora fijada, le diga tranquilamente: “en cinco minutos la tele se apaga y vamos a cenar”.
Tira las cosas al suelo
La mamá de Lucas (13 meses) le deja en la trona con juguetes para que se entretenga. En dos minutos están todos en el suelo.
REACCIÓN INADECUADA
La madre de Lucas se molesta mucho por tener que recoger todo y le castiga sin jugar.
UNA ALTERNATIVA EFICAZ
En estos meses los niños son grandes “investigadores” y les encanta descubrir que tienen “poder” sobre las cosas, escuchar el ruido que hacen al caer... Así que Lucas no es consciente de que al tirar los juguetes esté haciendo algo malo. Lo más adecuado es sacarle de la trona y pedirle que ayude a recoger lo que ha tirado. Luego sentarle de nuevo en la trona, devolverle los juguetes y decirle que si los tira otra vez ya no los tendrá más. Día a día irá aprendiendo.
Pega a otros niños
Carlos, de 3 años, está jugando en el parque con un amiguito y cuando éste intenta cogerle la pelota, le da un fuerte empujón.
REACCIÓN INADECUADA
Al ver el comportamiento de su hijo, el padre de Carlos se acerca muy alterado, coge al niño sin muchos miramientos y, a voz en grito, le exige que pida perdón.
UNA ALTERNATIVA EFICAZ
En los primeros años los niños expresan su enfado pegando y mordiendo. Para enseñar a Carlos a hacerlo de manera más “civilizada” hay que evitar gritarle o pegarle (si no, no entenderá que él no debe hacerlo). Lo mejor es separarle del otro niño, explicarle con calma y firmeza que eso no se hace. Que toda acción tiene una consecuencia y que si lo vuelve a hacer, tendrá que que quedarse solo.
La hora de la comida es una batalla
Desde hace unas semanas la madre de Ángel (3 años) teme el momento de darle de comer. El niño pone cara de asco, cierra la boca, escupe la comida, intenta vomitar...
REACCIÓN INADECUADA
Cada día la madre se arma de paciencia y empieza bien, pero media hora después la actitud de Ángel la supera y acaba perdiendo los nervios y castigándole a quedarse sentado hasta que termine.
UNA ALTERNATIVA EFICAZ
La solución para este comportamiento puede estar en que la madre de Ángel le hable a menudo de las ventajas de comer bien (para crecer alto y fuerte, no ponerse malo…), y le felicite siempre por lo que ha comido, aunque haya sido menos de lo que ella querría. También da resultado implicarle en la cocina (que ayude a hacer la compra), prepararle platos con presentaciones variadas y no obligarle a “comérselo todo”.
No quiere usar el orinal
Carlota (26 meses) no aguanta un segundo en el orinal, llora si tiene que usarlo y al menor descuido se levanta y se va.
REACCIÓN INADECUADA
La madre de Carlota se pone nerviosa, sienta a la niña en el orinal, se queda frente a ella un buen rato y con cara seria esperando a que haga algo, se enfada mucho si no lo consigue y la regaña si se levanta.
UNA ALTERNATIVA EFICAZ
Dejar el pañal es todo un reto para Carlota. Para ayudarla su madre ha de empezar primero observando si la niña está preparada para usar el baño, por ejemplo mostrando interes por la actividad, enseñando a que se baje el pantalón sola, también, puede leer cuentos, o cantar canciones referidas al tema. Aprovechando para explicarle las ventajas de no estar manchada y decirle que usarlo es “de niñas mayores”. Si aun así la niña sigue sin querer hacerlo, es mejor no obligarla. Al no sentir presión, seguramente acabará pidiéndolo ella.
Fuente: Crecer feliz.es
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