¿Hablas con tus hijos y te das cuenta de que no te escuchan? A veces el problema es que no nos entienden o simplemente que nuestro discurso no les resulta interesante. Si queremos que nos hagan caso tenemos que ser más persuasivos.
La comunicación es una de las bases fundamentales de nuestra sociedad. Todos tenemos acceso cada día a más información que nunca a través de los medios de comunicación, Internet, las redes sociales o los grupos de padres. Cada vez más personas ejercen de “influencers” de nuestras vidas. ¿Cómo sabemos si estas influencias son positivas o negativas para nuestra vida familiar? Tenemos que estar alerta y aprender a tomar nuestras propias decisiones.
La neurocientífica Tali Sharot en su libro The Influential Mind cree que estamos llenos de conceptos erróneos sobre cómo las mentes pueden cambiar. Esto se traduce en que a menudo no logramos influir en la conducta de los demás: nuestros hijos, nuestros alumnos, nuestros compañeros de trabajo, nuestros pacientes o nuestros seres queridos. “Muchos de nuestras creencias sobre la influencia son ineficaces porque son incompatibles con el funcionamiento de la mente y el cerebro”, explica Tali Sharot.
Conocer las reglas de la comunicación y persuasión y el funcionamiento de nuestro cerebro puede ayudarnos a lograr influir en el comportamiento de nuestros hijos. También a evitar que nos manipulen nuestros hijos e incluso otros sectores de la sociedad. Nos puede incluso ayudar a estar alerta sobre las emociones positivas y las formas que tienen los demás de elogiarnos para conseguir sus objetivos. Las tácticas de persuasión pueden ayudarnos o perjudicarnos y tenemos que saber controlarlas y reconocerlas.
Cómo persuadir a nuestros hijos
Tenemos que aprender a persuadir y motivar a nuestros hijos. Una tarea complicada que todos los padres tenemos que intentar. Las mente de nuestros hijos procesa nuestras sugerencias de diferentes formas y tenemos que saber cómo conseguir persuadirles de que hagan ‘a’ o ‘b’. les vamos dar cinco sencillas ideas para que logren persuadir a sus hijos para que hagan actividades positivas por su salud, conducta o sus estudios.
1. Fomentar lo positivo
Para Tali Sharot el problema está en que las personas no siempre actúan para evitar consecuencias negativas. Nuestro cerebro suele actuar para obtener recompensas positivas pero no para evitar resultados negativos. Por ejemplo para que los miembros de nuestra familia hagan ejercicio seguro que no será nunca efectivo hablarles de los peligros de un estilo de vida sedentario o centrar la atención sutilmente en su actual aumento de peso.
Las imágenes negativas suelen fomentar la inacción mientras que las positivas tienden a inspirar a las personas a actuar. Sería en este caso más efectivo intentar entusiasmar a nuestra familia con las posibilidades de ir todos los domingos de excursión en bicicleta o practicando juntos otra actividad física divertida. En la misma situación las personas tienden a desconectarse de lo negativo e incluso a evitarlo por completo. Buscamos noticias positivas que nos ayuden a estár bien. Intentar explicarle a alguien malas noticias y verdades suele ser complicado.
2. Darles cierto control de la situación
Otra forma efectiva de ejercer influencia es darle control a la gente, explica Tali Sharot. Cuando le dices a alguien que está a punto de tomar una decisión, se ilumina otra parte del sistema de recompensa del cerebro, incluso antes de que sepa cuál es la opción. Y eso tiene sentido ya que anticipa un buen resultado que podrá seleccionar por sí mismo. Si les damos a nuestros hijos cierta forma de control sobre sus actividades, aunque sea mínima podremos influir seguro en su conducta.
3. Pocas normas pero claras
Si queremos que nuestros hijos nos hagan caso tenemos que establecer en el hogar pocas normas pero claras y concisas. No podemos darles cien mil instrucciones diferentes y complejas e incluso en ocasiones contradictorias. Seguro que no nos hacen ni caso. Una buena idea es hacer una reunión familiar anual y establecer las 3 reglas principales. Tenemos que escribirlas y pegarlas en la puerta de la nevera.
4. Siempre refuerzo positivo
Si queremos que nuestros hijos nos escuchen tenemos que motivarles adecuadamente. Por ejemplo debemos comentarles todos los días lo que hacen bien. ¡No solo lo que hacen mal! Ya sabemos que nuestro cerebro huye de los comentarios negativos. Nuestros hijos seguro que harán más caso a las palabras, acciones y frases positivas que a los castigos. Los gritos y las amenazas son menos efectivos muchas veces que el refuerzo positivo. ¡No lo dudes!
5. Dar opciones
A veces nuestros hijos se resisten a obedecer porque sienten que las tareas que se le han encomendado son una obligación injusta. Seguro que obedecen con otro talante si se lo explicamos e incluso si le damos opciones. A lo mejor no le gusta ayudar a sacar el lavaplatos todas las noche y colocarlo en el armario porque tiene miedo a que se le caiga algún vaso de cristal. Podemos dejar que algunos días lo cambie por otra actividad algunos días. Motivaremos su autonomía, independencia y sentirán que tienen el control.
No hay comentarios:
Publicar un comentario