El diálogo es fundamental para establecer relaciones interpersonales, pero la comunicación cobra aún más importancia a la hora de arraigar vínculos familiares. Como padres, debemos establecer hábitos que favorezcan una buena interacción y dinámica entre todos los integrantes de la familia.
¿Cuáles son los requisitos para el diálogo con nuestros hijos? Parece una pregunta fácil de responder. Sin embargo, en la práctica, la comunicación con nuestros hijos es una tarea que comienza a trabajarse desde que ellos son pequeños. ¿Cuál es la vía más recomendable para lograrlo? La revelamos en este artículo.
Hablar, no sólo posibilita conocer los pensamientos y sentimientos de nuestros hijos, sino que también nos permite ayudarlos y transmitir valores. Por este motivo, manejar nuestros tiempos y conceder momentos para la comunicación con nuestros hijos se convierten en un verdadero reto.
Beneficios de un buen diálogo con nuestros hijos
El diálogo constituye una de las mejores formas de manifestar cariño y apoyo a nuestros allegados. Mediante esta comunicación hacemos saber a nuestros hijos que pueden compartir sentimientos, miedos y experiencias, además de lograr que se sientan valorados, ayudando a su desarrollo emocional y personal.
Por este motivo, los expertos coinciden en que el diálogo es una pieza clave en la educación de los niños, debido a que mediante la misma, los padres pueden transmitir normas, aportar sus puntos de vista y ayudarles en el proceso de formación y desarrollo.
Sin embargo, para comunicarse adecuadamente, no solo hay que hablar, pues se requieren otras competencias. Hay que armarse de paciencia, lograr la empatía y manejarse con asertividad. Esta última cualidad consistente en expresar opiniones de forma positiva y respetando al otro. Pero es fundamental el saber escuchar.
Consejos para lograr un buen diálogo
Una vez lograda una correcta y fluída comunicación, se consigue un ambiente donde reina la unión, el afecto, el compañerismo, la complicidad y la confianza. De esta manera, podremos apreciar un hogar signado por el respeto mutuo y valores bien asentados. Estos son algunos consejos para alcanzarlo:
1. No imponer nuestra opinión. Resulta necesaria una capacidad de escucha con actitud positiva para intentar comprender la perspectiva del otro, evitando juicios e interrupciones.
2.No corregir o comparar. Encontrar el momento oportuno para establecer un diálogo sencillo, abierto, espontáneo y afectivo. Evita las comparaciones poco favorables para la ocasión.
3.Utilizar el contacto físico. Considerar el lenguaje corporal como parte de la comunicación. Ofrece muestras de cariño mediante palabras, abrazos y gestos.
4. Empatizar. Ponte en el lugar de tu hijo para entender sus necesidades, sentimientos y problemas, respondiendo correctamente a sus reacciones emocionales.
5.Mirar a los ojos. Mantener el contacto visual, mostrando interés y afecto. Conserva un tono de voz acorde y un clima ameno.
6.Crear un clima de confianza y respeto, propicio para que padres e hijos se sientan cómodos para hablar.
7.Reconocer nuestros errores y equivocaciones. Este factor, combinado con la humildad de saber disculparse, se convierte en uno de los mejores ejemplos para los hijos.
8.Razonar mediante el diálogo. No librar batallas dialécticas en las que el vencedor es quien grita más fuerte, sino aquel que puede razonar y hacer razonar. No se trata de exponer buenas razones desde nuestro punto de vista, sino de presentar razones de peso para ellos.
9.Llegar a establecer pactos entre padres e hijos. Se negocia cediendo en lo superficial para poder “ganar” en lo esencial. Cuando uno establece este tipo de acuerdos, se genera un compromiso capaz de lograr cierta comunicación.
10. Debemos procurar transmitir optimismo en todo momento. Evitar convertirse en los típicos padres gruñones que se quejan por todo y resultan incapaces de ver el lado positivo de las cosas. Pues de esta manera, sólo estaremos levantando un muro que impide la comunicación. Es preferible adoptar una actitud optimista que estimule un mejor vínculo con nuestros hijos, quienes nos verán como unos padres con los que se puede hablar.
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