domingo, 11 de marzo de 2018

10 consejos para corregir a un niño de manera constructiva.

A veces es difícil mantener la calma con los niños. Las obligaciones cotidianas, las preocupaciones laborales y la falta de tiempo tampoco ayudan, por lo que es usual que cuando los pequeños hacen algo mal, los padres descarguen todo el estrés acumulado sobre ellos. Sin embargo, esta no es la mejor forma de educar a los pequeños, quienes pueden terminar convirtiéndose en personas tímidas, inseguras y con una baja autoestima o, al contrario, pueden desarrollar comportamientos agresivos y desafiantes. La clave consiste en disciplinarlos de manera constructiva.

¿Cómo disciplinar con amor e inteligencia?

1. Elige el momento adecuado
Uno de los factores más importantes a la hora de regañar a un niño consiste en elegir el momento adecuado. Lo ideal es que disciplines justo tras la acción o conducta que quieres corregir, por ejemplo, inmediatamente después de que el pequeño le haya pegado a su hermano menor. De esta manera, podrá asociar el llamado de atención con lo que ha sucedido y comprenderá qué ha hecho mal. Si esperas demasiado, es probable que ni siquiera recuerde lo sucedido. No obstante, hay ocasiones en las que resulta más conveniente esperar, como por ejemplo, cuando hace algo mal delante de sus amigos ya que si lo regañas en ese momento podrías avergonzarlo.

2. Céntrate en la conducta negativa
“¡Serás tonto! ¿No te das cuenta de que si juegas con la pelota dentro de casa terminarás rompiendo algo”, “Los niños que le pegan a los animales son malos”, “Copiar el examen es de mediocres”. Cuando le riñes a tu hijo usando este tipo de frases lo estás encasillando con etiquetas como “tonto”, “malo” y “mediocre”, lo cual terminará afectado su autoestima. Lo ideal es que te centres exclusivamente en la conducta que quieres corregir, por ejemplo, puedes decirle: “No debes jugar con la pelota dentro de casa porque, como ha sucedido, podrías romper algo, espero que te sirva de lección” o “A los animales no se les pega, son seres vivos como tú y como yo, por lo que deberías protegerles y darle cariño” o “Si copias el examen no aprenderás, significa hacer trampas a ti mismo”.

3. No lo atemorices

Infundirle miedo hará que te obedezca y que sea más disciplinado, pero no le enseñará a discernir entre el bien y el mal, ni estimulará su desarrollo emocional y mucho menos fortalecerá la confianza que debe depositar en ti. Cuando lo atemorizas, probablemente no vuelva a comportarse mal porque teme recibir una reprimenda, pero en realidad no es plenamente consciente de por qué no debe comportarse de esa forma. A la larga, educarás a un niño obediente, pero temeroso, tímido, reprimido y con una baja autoestima. En cambio, si en vez de reñirle infundiéndole miedo, le disciplinas de forma positiva y reflexiva, el pequeño aprenderá por qué no debe volver a comportarse así, lo cual le educará para la vida.

4. Hazle notar las consecuencias de sus acciones
Reñir al niño porque te ha enfadado su comportamiento no es la mejor forma de educarlo. Es importante que el niño sea plenamente consciente de lo que ha hecho y que comprenda las consecuencias que pueden tener sus actos. Para lograrlo debes explicarle que cada comportamiento tiene una repercusión y que a veces esta es negativa y puede dañar a otras personas. Mientras le riñes, hazle ver las consecuencias de sus palabras y acciones e intenta que reflexione y entienda por qué no debe volver a comportarse de esa manera.

5. Nunca compares su comportamiento

A veces los padres suelen comparar a sus hijos con sus hermanos, primos o amigos mientras les regañan. En la mayoría de los casos lo hacen de forma inconsciente, intentando darles un ejemplo positivo a seguir. Sin embargo, lo cierto es que este tipo de comparaciones suelen ser nefastas para el pequeño: afectan su autoestima, dañan su autovaloración y les hacen sentir que no son lo suficientemente buenos. Por eso, es importante que cuando riñas a tu hijo te centres en su mal comportamiento y evites compararlo con otros niños, si quieres darle un modelo a seguir, edúcalo con tu ejemplo.

6. Evita los insultos y los gritos
A nadie le gusta que le griten o insulten, mucho menos a un niño. Ten en cuenta que el pequeño aún no cuenta con suficientes recursos emocionales, por lo que es más sensible a las críticas. A esta edad, es incapaz de comprender que a veces cuando los adultos se enfadan pueden gritarles sin que eso signifique que han dejado de quererles. Para un niño, los gritos de sus padres son un indicador claro de que han dejado de amarles porque no son tan buenos como esperaban. Obviamente, esto puede afectar su autoestima y la confianza que depositan en ti.

7. Sé coherente siempre

Otra regla de oro para regañar de forma constructiva a un niño consiste en mantener las normas en todo momento. De nada servirá que le regañes un día porque maltrata a su mascota y al día siguiente le permitas hacerlo. Para que el llamado de atención sea constructivo es importante que mantengas una actitud coherente en todo momento y que seas  siempre firme y clara cuando se repite el comportamiento que pretendes erradicar. Otra estrategia consiste en enjuiciar ese tipo de conducta en otras personas, como cuando ves a un niño en el parque que está maltratando a un animal. En ese caso puedes decirle: “Mira, está mal que ese niño haya espantado al perro de una patada, a los animales no se les debe maltratar”. De esta manera estarás reforzando la conducta positiva que quieres potenciar.

8. Escúchale con atención

Cuando tu hijo ha hecho algo mal y estás enfadada, es difícil controlar tus emociones y escuchar lo que tiene que decir, pero si quieres que el regaño sea realmente constructivo es importante que le des la oportunidad de explicarse. En este caso, tras haberle reñido por su mal comportamiento puedes preguntarle: “¿Por qué lo hiciste?” De esta manera, el niño tendrá la oportunidad de explicarte por qué se comportó de esa forma, una estrategia muy efectiva para que sea plenamente consciente de su comportamiento y aprenda a reconocer y rectificar sus errores.

9. No te distancies emocionalmente
Muchos padres creen que cuando riñen a un niño deben mantener cierta distancia emocional y que, bajo ninguna circunstancia, deben besarlo o abrazarlo porque entonces el pequeño no les respetará. Sin embargo, si quieres reñir de forma constructiva a tu hijo es importante que, aunque estés enfadada con él, no le niegues tu cariño pues, de lo contrario, se sentirá rechazado. Recuerda que debes centrarte exclusivamente en la conducta que quieres corregir, y retirarle el cariño es como decirle que has dejado de quererle. Por tanto, aunque le riñas por su comportamiento, hazle saber que le sigues queriendo: se puede disciplinar con amor.

10. Nunca pierdas la calma

Si tu hijo ha hecho algo mal, sobre todo si se trata de algo sobre lo que ya le habías advertido, es difícil que puedas mantener la calma y sentarte a conversar con él tranquilamente. Sin embargo, gritarle y perder los estribos no ayudará, todo lo contrario, lo intimidará y le hará llegar el mensaje de que la agresividad es una vía para solucionar los problemas. En este caso, lo ideal es que antes de regañarle te tomes unos minutos para relajarte. Puedes realizar algún ejercicio de relajación sencillo como aspirar el aire por la nariz y expulsarlo suavemente por la boca o contar hasta 10. Cuando sientas que puedes controlar tus emociones, entonces conversa con tu hijo, siempre usando un tono firme pero tranquilo.

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