Para la mayoría de los papás, la escuela es el lugar al que sus hijos van a aprender Matemáticas, Biología, idiomas… y sí, claro que son importantes las calificaciones, sin embargo, debes saber que la escuela le aporta a tu peque otras cosas igual de valiosas, como la posibilidad de empezar a tener su propia vida social.
En diciembre de 2015, el psiquiatra Robert Waldinger dio a conocer algunos resultados preliminares de un estudio interesantísimo, auspiciado por la Universidad de Harvard, cuyo propósito era descubrir qué es lo que más le da felicidad a la gente. ¿Imaginas cuál fue uno de los principales hallazgos?
Esta investigación se considera especial porque inició en 1938 y lleva ya más de 75 años de trabajo, durante los cuales se han analizado tres generaciones consecutivas. Y sí, imaginaste bien: hasta ahora, la principal conclusión es que no hay nada más importante para alcanzar la felicidad y tener una vida saludable, que gozar de relaciones humanas sanas y constructivas. ¿Lo sabías? Y, de ser así, ¿qué has hecho para ayudar a tus hijos a que tengan este tipo de relaciones con los demás?
La necesidad de ser aceptados
Para Abraham Maslow, uno de los principales exponentes de la psicología humanista, la necesidad que todos sentimos de pertenecer a un grupo, así como de ser reconocidos y aceptados, es apenas poco menos importante que nuestras necesidades fisiológicas y de seguridad, como respirar, dormir, alimentarnos y estar a salvo. Una vez que podemos cumplir con todo esto, sentimos un fuerte impulso a satisfacer nuestras necesidades de afecto, aceptación e integración a grupos, empezando por nuestra propia familia. Ésta es la razón por la que tu pequeño se siente tan mal cuando algo o alguien le impide integrarse a un grupo.
Un niño empieza a socializar desde sus primeros días de vida, cuando se expresa a través del llanto y ve que suele obtener una respuesta. Desde ese momento, y dependiendo en gran medida de la relación que establezca con sus papás, va adquiriendo seguridad y confianza en sí mismo, además de formarse sus primeras nociones sobre asuntos fundamentales en lo que será su manera de relacionarse consigo mismo y con los demás, como respeto, autosuficiencia, solidaridad, cooperación, empatía y liderazgo. ¿Entiendes por qué es tan importante que los papás empiecen a desarrollar habilidades sociales en sus hijos desde los primeros años de vida?
¿Cómo le puedes ayudar?
Como mamá o papá, difícilmente podrás hacer de tu hijo una persona más carismática, que conquiste al mundo con su magnetismo… pero tampoco se trata de eso. Lo que sí puedes hacer –y es muy importante que lo hagas– es darle elementos para que construya una base firme sobre la cual pueda establecer relaciones sanas y constructivas. Estos son tal vez los más importantes:
Fortalece su autoestima
Lo primero para que una persona logre establecer relaciones interpersonales sanas es tener un buen autoconcepto; así evitará vincularse con personas tóxicas que le traigan problemas innecesarios y sabrá llevar relaciones en equilibrio. Tu labor es fundamental para que tu hijo aprenda a conocerse, aceptarse y quererse como es.
Ayúdalo a desarrollar la empatía
Saber ponernos en los zapatos del otro nos permite salir del ensimismamiento y ser sensibles a lo que experimenten los demás. Un niño que aprenda a ser empático desde pequeño podrá tener relaciones más justas y balanceadas en su vida.
Muéstrale la importancia de cooperar
Esta cualidad se complementa con la anterior, pues, cuando alguien es capaz de entender al otro, entiende también la importancia de ajustar sus propios intereses y necesidades con los de ese otro u otros, de una manera justa y sana. Como siempre, se trata de llegar a un equilibrio entre lo que yo quiero-necesito y lo que quiere-necesita, no solo la persona con quien me estoy vinculando, sino la comunidad a la que pertenezco.
Enséñale a comunicarse de manera asertiva
Muchos de los conflictos que se presentan en una relación de cualquier tipo tienen su origen en un problema de comunicación. Si desde pequeño lo motivas a expresar lo que siente y piensa le estarás dando pasos muy importantes en su formación, además de desarrollar su capacidad para vincularse con los demás.
Algunas recomendaciones puntuales
Muéstrale con el ejemplo cómo relacionarse positivamente con los demás. Recuerda que todo el tiempo te está observando y eres su principal modelo a seguir en cuanto a cómo comunicarse, cómo resolver cualquier situación y cómo relacionarse.
Aprovecha cuando vean películas para comentar sobre cómo resolvió determinada situación el protagonista. Llévalo a reflexionar qué hubiera pasado si el personaje hubiera resuelto las cosas de otra manera. Llévalo a observar cada situación desde una perspectiva diferente.
En casa, pongan en práctica una buena comunicación. Ejemplo: “Explícale a tu papá por qué no quieres continuar en clase de futbol”. Si quieres que tu hijo logre exponer sus ideas, pensamientos y emociones con asertividad, necesita un ambiente de confianza en el que pueda comunicar lo que sienta. ¡Genera un clima armónico en el que se valga expresarse!
Cuando te cuente algo que haya ocurrido con sus amigos pregúntale cómo cree que se haya sentido su amigo A ante lo que pasó y cómo cree que se haya sentido su amigo B. Así le darás la oportunidad de ser empático ante las emociones de los demás.
Identifica sus fortalezas y debilidades
Cada vez que puedas, observa cómo se comporta al estar con otros niños. Fíjate qué parte de la historia te cuenta, reflexiona si hay algo que le esté haciendo falta y piensa cómo estás influyendo en la carencia o la presencia de ese componente.
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