Cuentos para educar a los niños.
"Tengo sueño", "no me gusta", "me aburro", "hace frío", "hace calor"... Hay niños que se quejan por todo, siempre encuentran una excusa para lanzar una protesta.
Hay quejas y protestas que son lógicas y normales en los niños, pero otras no. Cuando el niño entra en bucle y se empeña en decir que no a todo, nada le parece bien y siempre encuentra el lado malo de las cosas, debemos ponerle freno.
Si no lo conseguimos mediante el diálogo, quizás este cuento para niños que se quejan por todo: La rama quejumbrosa, pueda ayudarnos a explicarle cuál será la reacción de la gente a su alrededor si persisten en esa actitud.
La rama quejumbrosa.
Era un día tan caluroso que hasta las lagartijas y los caracoles buscaban la sombra. Hacía tiempo que no llovía y las ramas secas, abriéndose camino, salían de la tierra agrietada.
— Estoy vieja y arrugada y ya no sirvo para nada, — dijo una rama quejumbrosa con voz temblorosa.
— ¿Por qué dices eso?, — preguntó el caracol. Yo estoy encantado de que me des sombra porque me haces sentir bien.
Entonces, la rama seca miró sorprendida al caracol y no dijo nada.
Al día siguiente la rama se volvió a quejar:
— Estoy pálida y muy seca, ¿quién me va a querer así?
— ¿Por qué dices eso?, — preguntó la lagartija. Con este calor sofocante, — dijo, si tú no estuvieras aquí, yo no tendría tu sombra, ¡qué suerte que estés tan cerca de mí!
Entonces la rama seca miró sorprendida a la lagartija y no dijo nada.
Esa misma tarde, la rama quejumbrosa, como ya era su costumbre sollozó quejándose de nuevo:
— ¡Ay, pobre de mí!, ¿por qué sigo en este mundo si nadie se acuerda de mí?
Entonces mirándose la lagartija y el caracol, sin decir nada, se marcharon a la sombra de otra rama que no se quejara tanto.
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