Hay quienes piensan que la ansiedad se transmite genéticamente. Creen que sus hijos son ansiosos por culpa de los genes. Sin embargo, si bien es cierto que la ansiedad generalizada, entendida como trastorno psicológico, puede tener cierto componente genético, este solo se activa cuando las condiciones del medio lo propician. Esto significa que el estilo de crianza, la manera en que los padres responden ante los problemas y el clima que se respira en el hogar desempeñan un papel esencial en la aparición de la ansiedad infantil.
La ansiedad también es una conducta aprendida
Un estudio llevado a cabo en el King’s College de Londres y publicado en la American Journal of Psychiatry llegó a la conclusión que la relación entre la ansiedad de los padres y sus hijos parece ser más ambiental que genética. Es decir, los niños y adolescentes aprenden las conductas ansiosas de sus padres, no las heredan.
Estos investigadores analizaron a 387 familias que habían tenido gemelos monocigóticos y 489 familias compuestas por gemelos dicigóticos. Se evaluaron las características de personalidad de los padres y sus hijos, y se les dio seguimiento durante un periodo de seis meses.
Después de analizar diferentes factores, los investigadores comprobaron que en el desarrollo de la ansiedad se apreciaba una transmisión ambiental directa de padres a hijos. Sin embargo, no se constataron datos que corroboraran una transmisión genética significativa. Este estudio apunta que la ansiedad infantil depende en gran medida de los estilos de crianza.
¿Cómo las conductas ansiosas de los padres pasan a sus hijos?
Preocupaciones ansiosas
Los niños pueden notar cuando sus padres están preocupados. El problema es que si los adultos siempre están ansiosos y preocupados, los pequeños terminarán pensando que el mundo es un lugar hostil y también ellos se preocuparán, aunque no sepan exactamente por qué. Esa es la semilla de la expectación ansiosa. Para evitarlo, es conveniente que le expliques a tu hijo qué te preocupa, mientras le transmites confianza y seguridad.
Reacciones matizadas por el miedo
Los niños tienen una tendencia natural a explorar el mundo, pero los padres a menudo les ponen límites por temor a que se hagan daño. Esos límites son saludables para protegerles, pero cuando son excesivos generan miedos, fobias y ansiedad. Si tu hijo nota que siempre tienes miedo, terminarás inoculándoselo, de manera que es más probable que desarrolle un trastorno de ansiedad como las fobias puesto que creerá que el mundo es un lugar peligroso. En su lugar, enséñale a explorar de manera segura, tomando solo las precauciones necesarias, ni más ni menos.
Añadir demasiadas responsabilidades y tensiones
Los padres quieren lo mejor para sus hijos, pero en ocasiones, al intentar prepararlos para la vida, les atiborran de actividades extraescolares que suman una tensión innecesaria. Cuando les exigen a sus hijos que siempre saquen buenas calificaciones y repletan su agenda de responsabilidades inadecuadas para su edad, estos terminarán siendo víctimas de un gran estrés que a menudo suele terminar provocando un trastorno de ansiedad.
Reforzar la ansiedad
La ansiedad en sí no es negativa, es una sensación de aprensión que puede indicar un peligro difuso, por lo que es normal que en ciertas situaciones los niños la experimenten. Sin embargo, si esa ansiedad se convierte en una manera para llamar la atención de los padres, se instaurará una respuesta infantil ansiógena. También puede consolidarse si los padres no abordan adecuadamente los miedos y tensiones infantiles, restándoles importancia. En su lugar, lo más conveniente es enseñarle al niño a expresar esas preocupaciones de una manera más asertiva, para encontrarles solución, y animarles a enfrentar sus miedos para evitar que se conviertan en fobias.
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