Todavía no sabe decir nada y puedes pensar que no entiende lo que dice, pero tu bebé reconoce perfectamente el idioma que se habla a su alrededor y la voz de quien lo hace. En pocas palabras, son capaces de reconocer su lengua materna, así como la voz de las personas que están con ellos a los cuatro días de nacidos, además de poder diferenciarla de otras y manifestar su preferencia por ella.
Desde antes de su nacimiento, al principio del primer trimestre, los bebés escuchan el ritmo del habla de su mamá. La cadencia específica de su idioma es como esas canciones pegajosas que no podemos sacar de nuestra cabeza, sólo que no resulta tan molesta.
Conocen (y aman) tu cara
Tu hijo posee la habilidad para reconocer y procesar patrones visuales, pues nuestros cerebros están hechos para encontrar áreas de alto contraste, yuxtaposiciones de luz y oscuridad, centro y esquinas. Por ejemplo, los tableros de ajedrez tienen sentido para él. Las dianas le fascinan y el color rojo intenso también, quiere cosas fuertes. Le gustan los flashes, o las cosas que brillan. Tienen preferencia por los estampados de cebra y de leopardo. ¡Quiere todo!
Por otro lado, los científicos han encontrado la manera de medir el interés de los recién nacidos por las caras, mostrándoles dos imágenes al mismo tiempo: una de cualquier objeto y otra de una cara humana. Un observador imparcial (que no sabe qué es lo que el bebé está mirando) observan sus movimientos oculares a través de un vídeo y determina la imagen que retiene la atención del infante por más tiempo. Estudio tras estudio, la cara humana sale ganando.
La respuesta innata a reconocer caras tiene una razón: mientras más pronto pueda un recién nacido identificar a sus padres y tener una relación con ellos, mayores serán sus probabilidades de sobrevivir. Esto se vuelve más interesante mientras pensamos que tienen una terrible visión ya que la vista es el sentido menos desarrollado al nacer.
Lo que pasa es esto: un bebé hace rápidamente una representación mental de la cara que estudia durante más tiempo, usualmente, la de la madre. Entonces la cara de mamá aparece con claridad cuando todo o demás permanece borroso
Reconocen objetos con la boca
Un estudio hecho para determinar si los bebés pueden “ver” con las manos, de la misma manera que un adulto lo hace buscando en su bolsillo, –siente un círculo plano de cierto tamaño y visualiza una moneda de 10 pesos, por ejemplo. Esta peculiar manera de “ver” se conoce como la habilidad de usar varios sentidos a la vez. El doctor Meltzoff desarrolló un experimento en el que se le daba a los bebés un objeto para que lo agarraran sin verlo, luego se les mostraba ese y otro objeto. Aunque miraban por mucho tiempo el objeto, no lo reconocieron.
Antes de escribir los resultados, Meltzoff habló con una mamá de su laboratorio. Ella le recordó que por ejemplo, los bebés de nueve meses de edad se inclinan a descubrir las cosas con sus bocas, así que el investigador hizo un nuevo estudio, ahora con chupones. Algunos con texturas y otros lisos. Se los dio a varios niños sin que vieran qué estaban succionando, después de 90 segundos, les enseñó ambos. Los bebés que chuparon el liso, miraron uno y otro, hasta decidirse por el liso, los de las texturas hicieron lo mismo. “Con sólo sentir algo, supieron cómo se vería” dice el doctor. “Eso significa que todos sus sentidos se comunican desde una edad temprana.”
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