La forma en que ha sido definido generalmente el término responde a la habilidad para resolver problemas y al grado de desarrollo y dominio de nociones relacionadas con el lenguaje, el aprendizaje y la memoria.
No obstante, y de acuerdo con la Teoría de las Inteligencias Múltiples, se reconocen distintos tipos de inteligencia de un individuo a otro, desde la matemática y la lingüística hasta la inteligencia lógico-espacial — que nos permite ubicarnos correctamente en un punto geográfico — o la inteligencia motriz deportiva, que caracteriza a los grandes atletas.
Cuando hablamos de sobredotación o altas capacidades intelectuales (ACI) nos referimos a un nivel de desarrollo intelectual que supera la media de la población promedio. Este consiste en una estimación correlacional entre las capacidades cognitivas de una persona y su edad cronológica.
Por ende, los niños con altas capacidades poseen un grado de madurez intelectual superior al esperado con base en su edad cronológica. Según lo explica la psicóloga y experta en sobredotación Carmen Sanz: “Son niños diferentes, más maduros que el resto de los niños de su edad. A los 4 años pueden hablar como un niño de 5 años, y a los 8 hablan y se comportan como niños de 10 años”.
Para Sanz, la mayoría de los estereotipos que la cultura popular ha divulgado de los niños superdotados o con altas capacidades son erróneos.
Lejos de dar fuerza a la típica imagen del sabelotodo que destaca por encima del resto, el superdotado del mundo real suele pasar desapercibido e incluso ser confundido con un niño rebelde, conflictivo o con problemas de aprendizaje.
La falta de recursos en los colegios, poca preparación de los docentes para detección de alumnos con altas capacidades y desconocimiento de los padres influyen en que muchos niños con habilidades especiales crezcan pensando que hay algo mal en ellos y pierdan la oportunidad de potenciar sus capacidades.
Debido a que los niños con altas capacidades poseen una madurez intelectual que no coincide con su edad cronológica, es común que sientan que no encajan en su entorno escolar, lo que propicia un aislamiento social temprano y afectaciones a su autoestima.
“Los superdotados son diferentes y muy a menudo eso provoca el rechazo de sus compañeros llegando incluso al acoso escolar. Si además son tímidos e inseguros, se convierten en víctimas propiciatorias para sus acosadores”, explica Sanz.
Es por esto que el conocimiento y apoyo de los padres es clave para ayudar a los niños genios a conformar una personalidad sólida y enseñarles a confiar en sí mismos.
Cómo saber si tu hijo tiene altas capacidades y qué hacer para potenciarlas:
La psicóloga Carmen Sanz describe una lista de diez indicadores clave para identificar a niños con altas capacidades:
1. Aprenden a leer muy pronto y demuestran habilidad con los números.
2. Prefieren estar con niños y personas mayores que de su edad.
3. Se abstraen fácilmente del mundo real para trasladarse a un universo privado, de modo que suelen ser distraídos y despistados.
4. Presentan una alta sensibilidad que les hace emocionalmente muy receptivos.
5. Poseen una agilidad mental que destaca y una muy buena memoria.
6. Son altamente exigentes con ellos mismos y con los demás.
7. Son niños intelectualmente muy inquietos, por lo que pueden mostrarse interesados por más de un tema al mismo tiempo.
8. Pueden ser niños con baja autoestima, tímidos, con problemas de conducta y con poca tolerancia a la frustración.
9. Son niños que tienden a mostrarse en oposición a las normas y que rechazan la autoridad.
10. Son muy imaginativos, preguntan mucho y tienen un sentido del humor que hace uso de la ironía, los juegos de palabras y los acertijos.
Sanz recomienda a los padres que sospechan que su hijo puede tener altas capacidades acudir de inmediato a un experto para la realización de pruebas específicas, ya que la detección temprana es esencial para que los niños puedan recibir la orientación y adecuaciones necesarias en el entorno escolar.
La potenciación de las habilidades intelectuales de los niños con altas capacidades depende en extrema medida del respaldo de los padres y las modificaciones que se implementen en el ámbito educativo.
Para Sanz, adelantar a los niños de curso es la mejor alternativa para no frenar su desarrollo y ayudar a que se integren en un entorno más afín a su edad mental.
Por último, Sanz aconseja a los padres de niños con altas capacidades que permitan a sus hijos seguir siendo niños y vivir su infancia a flor de piel.
No se trata de asignarles el rol de adultos de la noche a la mañana, sino de tratarlos como lo que son: niños especiales con una sensibilidad mucho más aguda de lo normal y una forma distinta de ver el mundo.
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