Muchos padres y madres gritan a sus hijos en un momento u otro cuando estos se portan mal por pura frustración. La mayoría han vivido de niños los gritos de sus padres en casa y lo ven como algo normal. Y más aún cuando ven que otros padres de su entorno también gritan a sus hijos y hablan de ello con toda la naturalidad del mundo. Pero, ¿se puede disciplinar a los niños sin gritar?
Lo cierto es que sí, se puede disciplinar a los niños sin gritar. De hecho, gritar como estrategia de disciplina es una de las formas más rápidas de empeorar los problemas de comportamiento de los niños. Además, gritar se termina convirtiendo en un mal hábito que dificulta el diálogo y la convivencia, porque se convierte en la forma de reacción estándar ante toda situación que cree frustración.
Tal vez consigas llamar la atención de tus hijos a gritos, puede que incluso consigas algo de ellos en ese momento. Pero en realidad solo estás dando lugar a que los problemas de comportamiento aumenten. Esto se debe, entre otros motivos, a que estás enseñando a tus hijos que la manera de gestionar los conflictos y de manejar la frustración es a través de los gritos y la violencia verbal.
Establecer reglas claras
Si estableces reglas claras en cuanto a lo que esperas de tus hijos será menos probable que tengas que recurrir a los gritos. Si los niños tienen problemas para recordar las reglas del hogar es buena idea tener una lista escrita de esas reglas en un lugar bien visible. Esto también servirá de recordatorio para los adultos.
Esta lista escrita recuerda a los niños lo que se espera de ellos. También sirve como un buen recordatorio para los padres acerca de qué comportamientos deben ser abordados. Revisa la lista según cuando sea necesario para adaptarla a las nuevas necesidades. Si los niños son pequeños y no saben leer, utiliza dibujos e iconos.
Explicar las consecuencias que se darán.
Debes explicar las consecuencias por romper las reglas a tu hijo antes de tiempo para que quede claro cómo vas a hacer cumplir las normas. Estas consecuencias pueden ser la utilización de la "mesa de la paz" que consiste en un espacio de reflexión para la resolución de conflictos, porque no se trata sólo de castigar el mal comportamiento, aislando al niño, sino utilizar estrategias que generen reflexiones profundas y duraderas, también resulta, usar consecuencias lógicas para ayudar al niño a aprender de sus errores o quitar algunos privilegios.
Proporcionar refuerzo positivo
Motiva a tu hijo a seguir las reglas mediante el refuerzo positivo. Si hay consecuencias negativas por romper las reglas, debería haber también consecuencias positivas por cumplir con ellas. Presta atención y reconoce cuando se porte bien y haga lo que se espera de él o ella. Esto puede ayudar a prevenir problemas de comportamiento.
Examinar las razones por la que gritas
Si te encuentras gritando a tus hijos con demasiada frecuencia deberías analizar por qué. Muchos padres descargan su estrés y frustración con sus hijos, aunque ellos no tengan ninguna culpa. En la dinámica familiar los gritos se han convertido en un hábito, en un desahogo o, simplemente, se entra en una rutina tóxica.
Aprende estrategias para calmar tus emociones y manejar la ira de manera sana. Esto también servirá de modelo para tus hijos, para que aprendan también a controlar sus impulsos.
Si está gritando porque sientes que tu hijo no está escuchando, prueba nuevas estrategias para llamar la atención de tu hijo. Asegúrate de que le estás dando instrucciones efectivas en vez de de seguir repitiéndote a ti misma que el niño no escucha.
Cuanto más se le grita a un niño más probable es que se ponga desafiante. Sin embargo, proporcionando un llamado te atención claro y firme, muestras a tu hijo que vas en serio y le enseñas el respeto por las normas de una manera saludable y educativa.
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