El trastorno oposicionista desafiante es un problema bastante común en la infancia. De hecho, se trata de uno de los motivos más frecuentes de consulta psicológica por parte de los padres, quienes acuden en busca de una solución para el comportamiento desobediente de sus hijos.
No obstante, si bien este trastorno es bastante habitual, los padres suelen conocer muy poco sobre su etiología y síntomas característicos. Normalmente lo consideran un problema temporal, consecuencia de la edad, de manera que no le otorgan demasiada importancia.
Sin embargo, el trastorno oposicionista desafiante entraña un riesgo mayor ya que puede dar pie a un trastorno disocial de la conducta, desarrollar una personalidad antisocial en la edad adulta y presentar problemas sociales y académicos. Por eso, es vital que los padres aprendan a identificar sus síntomas para que acudan cuanto antes al psicólogo en busca de un tratamiento para sus hijos.
10 señales que desvelan a un niño con el trastorno oposicionista desafiante
Para los padres suele ser muy difícil identificar que su hijo tiene el trastorno oposicionista desafiante. Sin embargo, en la mayoría de los casos los signos empiezan a aparecer desde la edad temprana, alrededor de los dos o tres años, por lo que es importante que prestes especial atención a las conductas disruptivas del niño desde que es pequeño.
He aquí, algunos de las señales que pueden indicarte que tu hijo tiene un trastorno oposicionista desafiante:
1. Tiene rabietas con frecuencia, sobre todo cuando no consigue lo que quiere. A menudo también discute con los adultos intentando imponer su criterio.
2. A menudo muestra una actitud muy terca. Cuando se trata de hacer lo que quiere, suele ser muy insistente, sobre todo si se trata de algo prohibido.
3. Es muy poco tolerante con las órdenes. La mayoría de las veces se niega directamente a cumplirlas e incluso, en ocasiones llega a desafiar a los adultos.
4. La mayor parte del tiempo muestra una actitud desafiante y deliberada sin causa aparente o provocada por motivos insignificantes. En estos casos su objetivo es molestar a los demás.
5. Es incapaz de aceptar las consecuencias de sus propios actos, por lo que muchas veces culpa a los demás de sus errores y comportamiento.
6. Insulta a los adultos y a sus coetáneos, en la mayoría de los casos instado por causas insignificantes. También suele usar palabras despectivas y se muestra violento con frecuencia.
7. Suele responder de forma resentida, rencorosa y colérica ante cualquier tipo de circunstancia, muchas veces sin motivo. Esto porque suele perder la paciencia con facilidad.
8. La mayor parte del tiempo tiene una actitud negativa. Usualmente se niega a comprometerse con los adultos o sus amigos, a la vez que le resulta muy difícil negociar y llegar a un consenso.
9. Presenta episodios ocasionales de violencia física, con o sin motivo real. Le resulta difícil controlar sus reacciones y mantener bajo control sus emociones.
10. Presenta un deterioro significativo en el área de las relaciones sociales ya que le cuesta hacer nuevos amigos y más aún, conservar los que tiene. También suele tener un bajo rendimiento académico.
Vale aclarar que para diagnosticar un trastorno oposicionista desafiante en la infancia deben presentarse gran parte de estos síntomas durante al menos 6 meses, así como manifestarse en todas las esferas de la vida del pequeño. También es importante tener en cuenta las causas que están provocando este comportamiento en el niño ya que existen algunas circunstancias que pueden generar este tipo de reacciones sin que se trate precisamente de este tipo de trastorno.
Fuente: etapa infantil.
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