Padres que trabajan cada vez más horas + Padres híper conectados a la tecnología = Padres agotados que no dedican suficiente tiempo a sus hijos
Desgraciadamente, esta fórmula es cada vez más común. Sin embargo, para que el cerebro infantil se desarrolle, no basta con proporcionar una estimulación temprana dirigida a potenciar las habilidades motoras y cognitivas que incluso podría tener resultados contraproducentes cuando es netamente académica. También es necesaria la presencia de los padres, su cuidado y, por supuesto, su afecto. Por eso, la tendencia a dejar que los niños se críen delante de la televisión y bajo el cuidado de los videojuegos, podría ser muy peligrosa.
La ausencia de los padres afecta el desarrollo cerebral de los niños.
Investigadores de la Sichuan University llegaron a la conclusión de que los niños que pasan mucho tiempo sin sus padres durante largos periodos sufren un retraso en el desarrollo cerebral. Para llegar a estas conclusiones analizaron a un grupo de niños cuyos padres tenían que viajar continuamente por motivos de trabajo. Algunos de ellos dejaban la casa durante meses, otros incluso pasaban todo un año fuera.
Vale aclarar que no se trata del primer estudio que analiza el impacto del afecto paternal en el desarrollo infantil, en el pasado otros investigadores habían apuntado al hecho de que el cuidado de los padres incide directamente en el desarrollo del cerebro de sus hijos. Sin embargo, estas investigaciones se habían realizado en niños huérfanos, privados por completo del cuidado de sus padres. En esta ocasión los psicólogos centraron su atención en niños que simplemente no pasaban mucho tiempo con sus padres.
Estos investigadores escanearon los cerebros de 38 niños, con edades comprendidas entre los 7 y 13 años. Luego, compararon los resultados con los escáneres de 30 niños que vivían con sus padres a tiempo completo y que mantenían una relación afectiva más estrecha.
Así pudieron apreciar que los niños “abandonados” tenían más materia gris en las áreas relacionadas con la memoria y las emociones. Los investigadores piensan que esto se debe a una sinapsis insuficiente; es decir, a que no se han creado las conexiones neuronales que se debían haber establecido a su edad.
¿Qué es la sustancia gris?
Esta es la imagen de un cerebro a medida que el niño va creciendo. Como puedes ver, la neurogénesis se incrementa con el desarrollo, cuando el pequeño es sometido a diferentes estímulos.
La clave radica en que, en el neurodesarrollo, a medida que las conexiones neuronales maduran y se hacen más estables, también se engrosan ya que se recubren de una sustancia denominada mielina, que es de color blanco y es la encargada de que esa conexión sea más rápida y eficaz. Al contrario, las neuronas que no tienen esa vaina de mielina no puede transmitir los impulsos nerviosos con tanta rapidez.
En el imaginario popular se ha asociado la cantidad de sustancia gris con una mayor inteligencia y capacidad de razonamiento, pero lo cierto es que no siempre es así. De hecho, basta pensar que los cerebros de los delfines contienen más sustancia gris que el de los seres humanos. Además, en diferentes estudios se ha apreciado que los niños autistas tienen un mayor volumen de sustancia gris en las zonas del cerebro vinculadas con la empatía y el aprendizaje por observación, lo cual indica que un exceso de sustancia gris no es positivo. De hecho, en un cerebro en desarrollo, un mayor volumen de materia gris puede reflejar inmadurez ya que sería un indicador de que las conexiones nerviosas no se han formado por completo.
Así, los niños que no pasaban mucho tiempo con sus padres y que estaban carentes de afecto mostraban un aumento del volumen de la sustancia gris, y una tendencia a tener un menor cociente intelectual. Por tanto, se trata del primer estudio que muestra una evidencia empírica de que la falta de cuidado directo de los padres afecta el desarrollo del cerebro infantil, ralentizando la formación de conexiones nerviosas.
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