El lloriqueo es una herramienta que utilizan los niños para llamar la atención sobre los padres. También es una respuesta a las situaciones que no puede controlar o evitar, ya sea tener hambre, sueño o estar cansado.
Estas lágrimas y quejidos pueden resultar desesperantes a los padres y nos puede llevar a cometer errores y decirles cosas equivocadas que pueden dañar su autoestima.
Si tu hijo llora... ¡nunca le digas estas frases!
1- "No llores" o "deja de llorar de una vez": con estas frases estamos enseñando a los niños que llorar es malo. Si regañamos a los niños por llorar comenzarán a reprimir sus emociones, a no mostrarlas ni exteriorizarlas, y esto les llevará a ser adultos que no manejan bien sus sentimientos, no sabrá controlar sus emociones. ¿Qué hacer? Es preferible preguntarle por qué llora, darle apoyo, abrazarle y hacerle sentir querido.
2- "Como sigas llorando te voy a dar yo para que llores con razón": estamos amenazando al niño con un castigo físico, si además lo llevamos a cabo estamos incurriendo en un gran error que es educar con violencia y admitir la agresión como parte de la educación del niño. Estaremos dando pie para que ellos mismos empleen la violencia como respuesta ante determinadas situaciones. ¿Qué hacer? Darle nuestra atención y mostrar que nos preocupa lo que le ocurre, decirle que puede contarnos por qué llora y le ayudaremos a solucionarlo.
3- "Los chicos no lloran": un mensaje sexista y trasnochado. Llorar no tiene sexo, lloran las niñas, lloran los niños e incluso lloran los adultos. Es la expresión de una emoción que no es mala ni pertenece al sexo masculino o femenino. Frases como "no seas una nena" crea niños que reprimen sus emociones y no las exploran, algo fundamental durante el desarrollo de una persona. ¿Qué hacer? Evitarlas siempre y educar a los niños en la igualdad.
4- "No exageres": estamos restando valor a las emociones y acontecimientos que pueden hacer llorar a un niño. Si le decimos que no es para tanto lo que les sucede, ya sea que llore por no ir al parque o porque se le rompió su muñeco favorito, estamos lanzando un mensaje. No les estamos dando la comprensión, ni el apoyo que necesitan. Por lo tanto, no acudirán a nosotros cuando les suceda algo. ¿Qué hacer? Ser siempre esos oídos y hombro en el que llorar y poder desahogarse, hacerles saber que pueden contarnos sus problemas y estaremos allí para comprenderles.
5- "Si lloras, vete de mi vista": lejos de fomentar un vínculo con el niño, estamos creando desapego. Estamos diciendo a los niños que cuando lloran, no pueden recurrir a nosotros, que no estaremos para atenderles o escucharles. ¿Qué hacer? Comprender a los niños, reconocer que su falta de madurez o un mal momento pueden llevarle a tener un berrinche y que lejos de apartarle de nuestro lado, tenemos que acercarle aun más, abrazarle y decirle cuánto le queremos.
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