Cuando haces parte de la vida de tu hijo, vas a ver resultados maravillosos en su futuro como adultos, y aquí no nos referimos solo a sus logros materiales, sino a su integralidad como persona, porque entienden las relaciones basados en la empatía y el afecto. Claro que no hay una fórmula que nos permita predecir lo que será nuestro hijo cuando crezca, sin embargo, como padres nuestro esfuerzo siempre irá dirigido hacia dar lo mejor para lograr lo mejor en su vida.
La pregunta es y será, ¿qué es lo mejor para él o ella y para su vida? Nuestro actuar como padres en la mayoría de casos está basado en lo que creemos mejor, por nuestra experiencia, convicciones, perspectiva de la vida, es decir una visión subjetiva del mundo. En nuestro rol, como guía de nuestros hijos, es importante abrir nuestra mente, empezar a entender las condiciones actuales del mundo que nos rodea, y las nuevas creencias, relaciones, y formas de vivir que se presentan, manteniendo una clara base de valores que consideramos importantes pero que debemos saber adaptar a esas nuevas condiciones. Por lo anterior, un hecho importante que nos ayudará en el proceso, y nos permitirá brindar algo valioso a nuestros hijos, es encontrar la forma de hacer parte de su vida, conociendo sus inquietudes, gustos, problemas, pasiones, fortalezas, debilidades, miedos, sueños, etc., Una labor increíble como padres es entender quiénes son nuestros hijos, cual es el mundo que los rodea, para de esta manera acompañarlos en su camino con nuestra experiencia.
Ahora, la siguiente pregunta puede llegar a ser, ¿Qué podemos hacer para lograr conocerlos? Lo primero es respetar sus espacios y ayudarlos a ser independientes para que en este proceso ellos empiecen a aprender quienes son, nuestra intervención debe ser de guía, de apoyo en el momento que así lo requieran. Igualmente, para conocer a nuestros hijos debemos desarrollar nuestras habilidades de escucha y observación, para empezar a entender quiénes son, de esta manera podremos estar atentos a ellos, a sus inquietudes, a lo que realmente necesitan de nosotros como padres, partiendo de la base que esa persona es un ser único con una vida propia. Si nuestros hijos aprenden en el proceso a confiar en nosotros, muy seguramente será más fácil abrirse y permitirnos, ser parte de su vida, y crecer a su lado. Para que ellos confíen en nosotros debemos no juzgarlos, sino siempre mantener una comunicación abierta en donde enseñamos la relación entre causa y efecto de las situaciones.
Crear espacios únicos en la relación puede llegar a ser una táctica que nos permita acercarnos a ellos e identificar quienes son. Si tenemos más de un hijo, es importante crear estos con cada uno de ellos por separado, pues definitivamente, aunque son hermanos son muy diferentes entre sí. Estos espacios únicos pueden llegar a construirse a partir de invitarlos a involucrarse en nuestras actividades o empezar a hacer parte de sus hobbies y pasiones, por ejemplo, si identificamos que muestra gusto por la música, podemos inscribirnos juntos en un curso, sentarnos a escuchar su artista favorito, aprender juntos sobre ese género, etc.
Aunque sabemos que el gran reto a superar es la poca disponibilidad de tiempo, no es la excusa para no querer proponernos conocer a nuestros hijos, tener la mente abierta para entender las nuevas situaciones de la actualidad y ser parte de sus vidas para que crezcan con nuestro apoyo, guía y sean al final excelentes personas.
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