¿Qué se necesita para disfrutar de una autoridad eficaz? A veces, intentamos por todos los medios que nuestros hijos nos hagan caso y no hay manera de conseguirlo. La solución no es tan difícil aunque, eso sí, necesita constancia, unas pocas normas muy claras y favorecer al máximo la participación de nuestros hijos a la hora de tomar decisiones.
Procurar no discutir delante de nuestros hijos con relación a temas que atañan a éstos. Hacerlo en privado.
No desautorizar a la pareja. Cuando nuestro hijo o hija nos pida permiso para hacer algo o alguna concesión especial, contestarle que lo decidirás después de hablarlo con tu pareja.
Cuando pidamos a nuestros hijos que ayuden o hagan algún servicio que no forme parte de sus tareas habituales, hay que hacerlo mientras nosotros también colaboremos en algo, no mientras nosotros permanecemos cómodamente tumbados.
Si no las hay, establecer algunas normas en tu casa: horarios de comidas, maneras de mantener las habitaciones ordenadas, reparto de tareas domésticas, formas de expresión admisibles. Que no sean muchas, pero que estén claras.
Siempre que pidas alguna cosa a tus hijos, hazlo explicando a continuación las razones por las que emites la orden. Tú hijo debe comprenderlo y asumir aquello como propio.
Pedir la opinión a los hijos sobre las cosas que les atañen. Tener en cuenta sus opiniones.
Dar ejemplo haciendo pequeños servicios a los demás.
Utilizar el “no” sin complejos. En ocasiones se llega a perder el control de los hijos por no usar el no, o por utilizarlo en exceso, pues cuando abusamos de esta pequeña palabra, empieza a perder total efecto. Es recomendable que no siempre obtengan lo que quieren y que sepan la importancia de respetar las normas en casa.
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