Después de luchar con esta idea, ganó mi pasión por el desarrollo motor grueso natural. Por eso, sinceramente espero que lea este artículo con la mente abierta (o se detenga aquí y pase a otro artículo).
Mi esposo y yo sentamos a nuestra primera bebé sin pensarlo dos veces; la apoyábamos contra el respaldo del sillón cuando solo tenía unas semanas de vida para sacarle fotos en su fabuloso atuendo nuevo. Cuando miro esas fotos ahora me doy cuenta de que esa postura no la favorecía; parece desplomada y congelada: ni cómoda ni alegre. En una de las fotos, que es particularmente indecorosa, tiene puesto un moño naranja chillón, al estilo bufón, con un sombrero que le hace juego, regalo de un amigo ocurrente (sin hijos). El ceño fruncido de nuestra recién nacida deja en claro que a ella no le pareció gracioso.
Para cuando nuestra bebé tenía cuatro meses, yo ya asistía a clases de RIE, donde se me alentaba a que le diera mucho tiempo para moverse libremente y le permitiera rodar de boca arriba a boca abajo, pivotar, arrastrarse y finalmente descubrir cómo sentarse por su cuenta.
Nunca olvidaré la primera vez que logró sentarse sola. Había estado meciéndose sobre las rodillas, volviendo luego a ponerse de costado y casi lográndolo durante varios días. Luego, una mañana, estaba jugando en el piso de una habitación minúscula en un hotel de París y de repente apareció sentada frente a un armario, sorprendida de encontrar una imagen de sí misma en el espejo.
El esplendor de los logros como estos, que son “propiedad del bebé”, es una de las razones por las cuales recomiendo dar al pequeño oportunidad de aprender a sentarse por su cuenta y no acomodarlo o apoyarlo contra algo. A continuación se describen otras razones:
El desarrollo motor grueso natural: Muchas de las ideas que enseñaba Magda Gerber estaban basadas en la investigación y el trabajo clínico de la renombrada pediatra húngara Emmi Pikler (1902-1984), quien era amiga y mentora de Magda. Una de las contribuciones revolucionarias de la Dra. Pikler al cuidado infantil surgió a partir de su marcado interés en la fisiología del desarrollo motor no restringido, asistido o enseñado. Tras sus muchos años de investigación, observación y experiencia, Pikler concluyó que cuando se permite que el desarrollo infantil ocurra de manera natural y sin interferencia no solo existen beneficios físicos tales como la gracia y la facilidad de movimiento, sino también beneficios psicológicos y cognitivos.
“El proceso de aprendizaje jugará un papel principal en toda la etapa de madurez del ser humano. Con este tipo de desarrollo, el bebé descubre su capacidad de hacer algo de manera independiente a través del esfuerzo paciente y persistente. Cuando durante el desarrollo motor aprende a darse vuelta y ponerse boca abajo, rodar, arrastrarse, sentarse, pararse y caminar, no solo está aprendiendo esos movimientos sino también ‘cómo aprender’. Aprende a hacer algo solo, interesarse en las cosas, probar, experimentar, superar dificultades. Llega a conocer el placer y la satisfacción que surgen del éxito, que fue resultado de su paciencia y persistencia”.
La restricción del movimiento: Sentar a los bebés antes de tiempo no les permite rodar, girar, arrastrarse o hacer demasiado de ninguna otra cosa. Cuando se coloca a un bebé en esta posición antes de que logre hacerlo de manera independiente, por lo general no puede dejar la posición de sentado sin caerse, lo cual no fomenta el sentido de seguridad o confianza física. Los bebés que he observado jugar en esta posición parecen estar sujetados al suelo, inmóviles de la cintura para abajo.
Mientras que los bebés recostados de espalda mueven sus extremidades libremente, ruedan de boca arriba a boca abajo, y empiezan a pivotar, arrastrarse o reptar, los bebés a quienes se ha sentado solo pueden inclinarse para alcanzar objetos que les llamen la atención. Si un juguete se le cae a donde no llega, el bebé sentado tiene que depender de un adulto para que se lo alcance. Por supuesto, los bebés tienen una capacidad de adaptación fenomenal. He visto cómo bebés a quienes se coloca habitualmente en esta posición aprenden a girar en círculo y por último se movilizan desplazándose lateralmente sobre la cola.
Los hábitos: A los bebés les gusta seguir haciendo lo que conocen (y los hábitos que les creamos pueden fácilmente transformarse en sus “necesidades”). Cuando sentamos al bebé, generalmente empieza a esperar y querer eso. En cambio, si no lo sentamos no deseará esa posición.Si los padres quisieran retroceder e intentar romper el hábito de estar sentado, es probable que haya un período de ajuste y algunas quejas por parte del bebé, a quien se deberá alentar a disfrutar estar recostado de espalda de a poco. Desde esta posición, el desarrollo motor puede progresar de manera natural.
“Dar a los bebés, aun aquellos con retrasos del desarrollo, la libertad de moverse conforme a sus impulsos innatos puede parecer radical, pero es esencial para que lleguen a ser personas con una autoestima inquebrantable”.
– Ruth Anne Hammond, Respecting Babies
(El respeto a los bebés)
El retraso con respecto a los indicadores de desarrollo motor o salteo de algunos hitos: Cuando los padres me escriben preocupados de que sus hijos no han alcanzado hitos como rodar o gatear, a menudo resulta que han estado restringiendo el movimiento en asientitos para bebés, saltarines o centros de actividades, o sentando al bebé. No se puede esperar que el bebé adquiera habilidades de desarrollo motor sin el tiempo y la libertad para hacerlo. Si se lo sienta y no puede moverse, el bebé a veces incluso saltea otros hitos importantes, como rodar, arrastrarse y gatear.
“Yo creo en brindar al bebé un espacio seguro en el que pueda jugar, así como en permitirle moverse con libertad y desarrollarse solo, sin ayuda. Evite apoyarlo contra algo en posición de sentado o ayudarlo a rodar. Él tiene un deseo innato de pasar por estas secuencias de desarrollo y posee el conocimiento de cómo hacerlo de una manera que es ‘correcta’ para él. El bebé hace esto a su propio ritmo y le da placer hacerlo”. – Magda Gerber
El juego independiente: Sentar al bebé es un obstáculo importante para el juego independiente. Dado que el sentarse antes de estar listo constituye una posición estática, dependiente, el bebé no tiende a disfrutar estar así durante mucho tiempo (y esto es presuponiendo que no se caiga).
La flexibilidad, la postura y la forma: Irene Lyon, investigadora científica del cuerpo humano y terapeuta del Método Feldenkrais, ofrece esta perspectiva:
“Piense en lo difícil que es para la mayoría de los adultos sentarse en el piso con la pelvis totalmente debajo de ellos. Cada vez más gente se está dando cuenta de esto a medida que la meditación en posición sentada se pone más de moda, al igual que el yoga hizo que la gente se diera cuenta de lo cortos que eran sus isquiotibiales. Pero si le da a un niño la posibilidad de sentarse por su cuenta, eso significa que habrá hecho funcionar su cuerpo de la mejor manera posible para él a través de su propio descubrimiento y movimiento; y, por supuesto, habrá aprendido cómo formar curvas en la columna vertebral y las caderas, cómo encontrar la flexibilidad en las articulaciones del tobillo y la rodilla. Cuando se les da la oportunidad de hacerlo solos, es un proceso gradual y orgánico en el que la forma se adapta a la funcionalidad”.Si desea ver un ejemplo perfecto de una bebé arreglándoselas sola, le aconsejo vivamente mirar “Baby Liv”, un video de Irene, de tres minutos, que encontrará en YouTube.
La pérdida de las posturas de transición: Un ejemplo de una postura de transición es la de “reclinarse sobre un lado” (a la que denomino con cariño “la posición masculina de póster”), que generalmente conduce a la posición de sentado. Hay muchas otras posturas que ocurren entre los hitos más llamativos, como rodar, arrastrarse y sentarse. Algunas son variaciones únicas de un niño en particular, y si creemos en la sabiduría del cuerpo (como en mi caso), cada una de estas cumple un valioso propósito de desarrollo. Siempre recuerdo a los padres que saquen fotos, ya que la mayoría son encantadoras y duran poco.
¿Cuál es el apuro? Los bebés construyen su autoestima cuando se confía en ellos, cuando se los acepta y valora por lo que pueden (y eligen) hacer. Ellos lograrán todo a su propio ritmo.
“He hecho la siguiente pregunta a los padres: ‘¿Usted qué edad tenía cuando aprendió a sentarse?’. Hasta ahora nadie lo ha recordado. ¿Qué ventaja tiene empezar a sentarse precozmente? ¿Por qué hay tanta gente aferrada a conceptos tales como ‘lo antes posible, mejor’? Dado que nuestra vida se está alargando, ¿por qué no disminuimos el ritmo? ¿Por qué razón casi ni se mencionan conceptos como el de estar listo y la motivación?”
Escrito por Magda Gerber.
Encontrado originalmente: Janeth Lasbury
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