Si eres madre o padre sabes que acompañar a tu hijo (a) en sus iniciativas es fundamental para su desarrollo. Sin embargo, ese apoyo podría confundirte en elogios marcados casi por cualquier motivo. Por ejemplo, si tu niño no alcanza una meta a pesar de haberse esforzado, en vez de decir: “sé que no terminaste el año escolar de la manera que querías, pero lo intentaste. Así que de todas maneras iremos por un helado”, podrías decir lo siguiente: “lamento que no hayas logrado tu meta. ¡Pero estuviste cerca! ¿Crees que lo puedes lograr la próxima vez?”. Al hacerlo estimulas que reflexione sobre lo que funcionó y no solo en lo que necesita mejorar, explica la educadora Amanda Morín en un artículo de Understood.
Y es que este refuerzo funciona como un arma de doble filo para los padres de familia a la hora de querer enseñar disciplina y educar en valores a sus niños, pues están dispuestos a escuchar elogios siempre y se muestran más reacios a asumir las consecuencias e inclusive se vuelven intolerantes a la frustración por la no aprobación de sus actos.
Riesgos
Ten en cuenta que a esta técnica se le conoce como refuerzo positivo porque premia buenas conductas e incluso las no tan buenas. Según algunos especialistas es una buena manera de criar a los hijos porque promueve actitudes positivas al alimentar la autoestima de los niños, pero los dolores de cabeza de los padres por mal comportamiento de los hijos llegarán después por exceso de elogios.
1. Incapaz de dominar la frustración.
Un estudio llevado a cabo en Estados Unidos y replicado por el sitio web de la fundación Eroski Consumer arrojó que los niños que recibían más elogios no supieron dominar la tolerancia a la frustración. Dicha investigación fue ejecutada en una escuela y los investigadores llegaron a esa conclusión porque los niños se negaron a afrontar aquellas clases que no eran sus favoritas por temor a “empañar” la imagen positiva que habían creado sobre ellos.
2. Manipulación
“Si te portas bien, prometo que te dejo usar la tablet” o “si te quedas quieto te compro el balón que viste en el supermercado”…Lo negativo de todo esto es que la conducta elogiada no es buena para el niño sino para el adulto porque extorsionas al pequeño.
3. Adicción
¿A qué? A los elogios. Está bien que desees aumentar su autoestima, pero todo con medida. En vez de fortalecer su confianza en sí mismo, se vuelve cada vez más dependiente a los elogios y aunque es una forma de enseñar disciplina con amor le estés haciendo un daño porque busca más la aprobación de los demás que su satisfacción propia.
4. Le resta importancia a sus verdaderos logros
Estará tan acostumbrado de escuchar palabras positivas que un “estoy orgullosa de ti”, “lo hiciste muy bien” o “estoy consciente de tu trabajo” en situaciones importantes como: aprender a escribir o ser el mejor alumno de la clase aparecerán como palabras carentes de significado e importancia para el niño.
Formas de reconocer su esfuerzo
Morín menciona algunos consejos:
-Fomenta que tu hijo examine lo que hizo bien y lo que no.
-Ayuda a tu hijo a reconocer y sentirse orgulloso de su esfuerzo y éxito.
-Apóyalo a hacer cosas que le gusten, aunque no sea bueno en ellas, por ejemplo: jugar fútbol, colorear, dibujar.
Fuente: Ser padres.
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