Cuando se trata de educar a los hijos, generalmente se quiere lo mejor para ellos. Los padres de familia procuran guiarlos, enseñarles normas, hábitos de cortesía, diferencias entre situaciones buenas, malas y/o entre conductas apropiadas y no apropiadas, entre otras tantas cosas. Sin embargo en ocasiones se cae en el error inconscientemente, de compararlos entre hermanos, con el fin de que el niño o los niños lleven a cabo ciertas acciones que los padres creen adecuadas. Buscan “motivar” a su hijo, propiciar que tome como un gran ejemplo a seguir a su hermano, que tome esas habilidades y conductas que consideran extraordinarias o beneficiosas para él.
Frases típicas como: “Fíjate como tu hermano lo hace mejor”, “Aprende de tu hermano”, “tu hermano no me da problemas”; entre otras parecidas, son las que ocasionan un conflicto emocional en los niños, lastimando su autoestima, su seguridad y desenvolvimiento en las diferentes áreas de su vida.
La comparación entre hermanos es más dañina de lo que se pudiera pensar. Al niño al que se le expresan estas frases o cuando constantemente escucha elogios y felicitaciones para su hermano sin que exista una frase de motivación para él, no solo se le crea un complejo de inferioridad, se va formando un comportamiento triste, de desilusión pues no tiene la oportunidad de reconocer sus virtudes, las comparaciones le impiden desarrollar su personalidad, crece con gran inseguridad, con temor de tomar decisiones, pues en su mente esta la premisa de que éstas no sean aceptadas por sus padres o la sociedad, de igual forma se sentirá menos; inferior a las personas que lo rodean. También se puede dar el caso de que crezca con sentimientos de enojo y amargura.
Asimismo, se fomenta el rencor, la envidia y los celos entre hermanos. Se transmite el mensaje de que se prefiere a uno por comportarse de una mejor manera de acuerdo al criterio de los padres; el niño que está siendo comparado crecerá frustrado y resentido por no conseguir ese estándar que a los padres les parece óptimo. El mensaje que se le transmite es que sus virtudes no son valoradas, que solo se valoran las que él no posee, que es inferior a su hermano, no se da importancia al desempeño y aptitudes que tenga en otra área.
Es importante mencionar que así como se daña al niño que está siendo comparado, el niño que es el ejemplo a seguir también se verá perjudicado con estas acciones, pues se sentirá superior a las personas que lo rodean, tenderá a ser prepotente y vanidoso; o bien se sentirá mal de que lo utilicen como un modelo y procurará minimizar sus acciones, ocultar ciertas características con el fin de no mortificar a su hermano.
Hay que recordar que cada niño tendrá una personalidad y características diferentes, desarrollará habilidades y cualidades en distintas áreas, se debe respetar su individualidad; todos son especiales y no son mejor o peor que otros. Lo mejor es valorar sus habilidades y aptitudes, no solamente enfocarse en lo negativo, aceptarlo como es, corregir sus errores sin caer en gritos y humillaciones. Platicar con él, conocer sus inquietudes, alegrías, tristezas, opiniones propiciará una mejor relación y comprensión para evitar caer en las comparaciones.
Fuente: Aguas Calientes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario