domingo, 4 de marzo de 2018

Recuerda que tú también fuiste niño.

Recuerda que Tú también fuiste niño

que marcabas las paredes

con obras de arte improvisadas,

que venías corriendo

y tocabas con tus manos sucias

las bellas paredes blancas

que papá acababa de pintar.
Recuerda que tú también fuiste niño

que te lamías los dedos

cuando ya se te acababa 

la barra de chocolate

sin importar si estaban sucios,

que te escondías 

para comerte ese dulce

antes de las comidas.

Recuerda que tú también fuiste niño

que pasabas por los charcos de agua

y brincabas en ellos,

sin importar si la ropa que vestías

era la adecuada para eso,

¿acaso tu mamá pensaba 

que eso se podía hacer?
Recuerda que tú también fuiste niño

que te ensuciabas en el piso,

andabas descalzo y feliz,

no importando cuántos zapatos

tuvieras para usar.


Recuerda que tú también fuiste niño

que se te caían los vasos, los platos y se quebraban,

que llorabas por no comer sopa

y detestabas el brócoli.


Recuerda que tú también fuiste niño

que te cortaste el cabello 

tu mismo con un corte particular

y tal vez la pintura de labios de mamá

fue irresistible y te maquillaste.

Recuerda todo eso para que cuando 

tu hija o hijo haga algo parecido

tengas empatía y piedad,

que entiendas el proceso de crecer,

de ser feliz y de aprender.

Mery Bracho

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