martes, 6 de marzo de 2018

No eres un mal padre cuando…

 Muchas veces se habla, y con razón, de que nadie recibe un manual sobre cómo ser buenos padres cuando tiene un hijo. Es la propia naturaleza, el sentido común y a veces el consejo, ya sea de alguien en quien tenemos plena confianza o de algún especialista, lo que nos va dando las respuestas que buscamos para llevar a cabo lo mejor posible la maravillosa tarea de criar hijos responsables y emocionalmente sanos.


Sin embargo, es importante entender que no se trata de querer ser perfectos. Nadie lo es en ningún terreno. Educar a un niño significa, básicamente, estar junto a él en cada paso que dé, apoyándolo y alentando su autonomía y su felicidad.
Algo que también es muy importante que tengamos presente es que educar no significa darle al niño todo lo que pida, sino lo que realmente necesita. En otras palabras, como papás debemos prepararnos para saber decir “no” en muchas ocasiones, aun cuando nuestro hijo no esté de acuerdo con ello, pues es necesario saber poner límites y no sentirnos mal por ello. Partiendo de lo anterior, es importante decir que no eres un mal padre cuando…

No cedes ante un berrinche:
Darle a tu hijo lo que te exige a través de una rabieta es transmitir un mensaje erróneo: “Cada vez que quieras algo, sea bueno o malo para ti, haz un berrinche y yo te lo daré”. Evita caer en el error de reforzar esta conducta y dar pie a que esta conducta se repita constantemente.
Evitas resolver por él una tarea sencilla:
Si no dejas que tu hijo aprenda a resolver por sí mismo las dificultades que se le presenten podría llegar a ser un adulto dependiente de los demás y poco responsable. No se trata de abandonarlo a su suerte, sino de saber reconocer en qué situaciones es necesario que lo ayudes y hasta qué punto.

Te niegas a algo:
Decir “no” es necesario para establecer límites y poder enseñarle a tu hijo lo que puede hacer y lo que no, ya sea por disciplina o por su propia seguridad. Eso sí: nunca dejes de explicarle las razones por las que le estás prohibiendo algo, ya que es muy importante que lo entienda.
Dejar de estar con él un momento:
Aunque quisiéramos, es imposible que como papás estemos todo el tiempo junto a nuestros hijos. Por otro lado, recuerda que, más importante que la cantidad de tiempo es la calidad del mismo. Si tus ocupaciones no te dejan estar mucho tiempo con él, aprovecha los momentos en que estén juntos creando espacios de verdadera convivencia y comunicación. También es conveniente que le expliques por qué debes separarte de él en ciertos momentos. Poco a poco irá entendiendo que todos tenemos responsabilidades.
Fuente: Psicología para niños.

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