La concentración: Uno de los problemas con los que nos encontramos a lo largo del proceso de educación de nuestros hijos es la falta de concentración para realizar determinadas tareas.
La falta de concentración puede darse en diversos contextos: a nivel académico, en el desempeño de labores que suponen un esfuerzo extra por parte del niño/a, e incluso en actividades que se presentan en el día a día y que aparentemente no suponen ningún tipo de dificultad.
La concentración es la clave del éxito para conseguir las metas que nos proponemos. Como herramienta fundamental es necesario explotar esta habilidad solo así nuestros pequeños podrán lograr todo aquello que se propongan.
Un niño/a no puede concentrarse de forma automática, hay que trabajar y desarrollar diferentes capacidades y habilidades para que logre alcanzar la concentración.
Un ambiente libre de estímulos innecesarios: ruidos, objetos, colores, olores…
Una motivación por el desempeño de la tarea que se quiere llevar a cabo.
Un sentimiento de autosatisfacción al valorar los fines o metas conseguidos gracias a la concentración.
Un tiempo para descansar
Trucos para ayudar a un niño a concentrarse:
Cómo adultos podemos ayudar a que nuestros hijos alcancen estos cuatro factores de la siguiente manera:
Creando un espacio destinado a resolver tareas, un espacio libre de estímulos, puede ser una zona dentro de su propio dormitorio, donde tenga un escritorio, buena luz y pocos estímulos que puedan perturbar su atención (juguetes, ruidos…).
Animar al niño/a para que este se implique con la tarea que quiere ejecutar, transmitir motivación. Ayudar a valorar todos los aspectos positivos de la actividad y los beneficios que conseguirá una vez termine la tarea.
Recalcar, felicitar, señalar el esfuerzo que el niño/a ha hecho, y ayudarle a comprender que el trabajo que ha realizado ha tenido sus frutos, valorando al mismo tiempo la satisfacción personal que supone haber alcanzado una meta.
Es oportuno que exista un tiempo en el cual los niños/as puedan desconectar de todas las actividades y tareas que están llevando a cabo, por ello brindaremos unos minutos de tiempo libre para reemprender la tarea con energía, no podemos pedir a nuestros pequeños que se concentren realizando una actividad el mismo tiempo que nosotros, sencillamente no están preparados, por ello deberíamos proponer cada cuarenta o cuarenta y cinco minutos de actividad, un tiempo de descanso (unos minutos) beber un vaso de agua, ir al aseo, comer algo… todo ello les ayudar a reemprender la tarea con mayor energía.
Por último y como actividades complementarias, que ayudarán a que el niño/a relaje sus tensiones, se valore, aprenda a realizar tareas de forma bien hecha y pausada, podemos ofrecerle:
Actividades para quemar energía: son aquellas actividades con las que el niño/a libera gran cantidad de endorfinas, ello le hace sentirse bien, como puede ser la práctica de un deporte.
Actividades que ayuden a concentrarse y a sentir satisfacción por los logros obtenidos: juegos de mesa, ajedrez, puzzles, etc…
Actividades relajantes que ayuden a evadirse de las presiones y a encontrarse con uno mismo: relajación, técnicas de respiración…
Actividades que mejoren la expresión de emociones: el diálogo, la lectura (a través de la lectura los niños/as identifican emociones)…
Alcanzar la concentración, es solo cuestión de persistencia y equilibrio con uno mismo. Los padres somos los que podemos ofrecer las herramientas necesarias para que nuestros hijos se concentren.
No hay comentarios:
Publicar un comentario