La llegada de un niño (a) a tu casa significa alegría, felicidad y también… desorden. Durante los primeros años es normal que tu pequeño quiera experimentarlo todo. Sacará la ropa de los cajones, dejará sus juguetes tirados en la sala de estar y su habitación permanecerá en un desorden permanente. Sin embargo, a medida que crece necesitas educarlo con disciplina positiva para que aprenda a ser ordenado. Si lo haces desde pequeño, cuando sea adulto te lo agradecerá.
El orden es uno de los valores más importantes que los papás deben transmitir a su hijo. Si hablas con él o ella sobre la importancia de tener las cosas ordenadas, no le menciones solamente sus juguetes, ropa, cuentos, zapatos… sino también del beneficio de mantener el orden como persona, lo cual conduce al dominio y equilibrio.
Aunque te parezca precipitado, educar en valores a tu hijo comienza desde su mismo nacimiento, incluso antes, cuando desde el embarazo tienes tus tiempos de comida, descanso, higiene y entretenimiento, necesarios para el desarrollo de tu bebé.
Debes comenzar con esta educación de orden a partir de los 3 años de edad, que es cuando todo niño comprende que cada cosa tiene su lugar, aprenden a ser ordenados y se divierten cuando lo hacen si se lo haces ver como un juego. Enséñale a ordenar de acuerdo a tamaños, colores, clases de juguetes, tipos de ropa, etc. Debes comenzar a hacerlo con disciplina para que poco a poco tu hijo lo incorpore como parte de su comportamiento y personalidad.
Aprende a fomentar esos hábitos de orden con los siguientes consejos:
1. Ponle a tu hijo objetivos realistas y progresivos de acuerdo a su edad y capacidad. Por ejemplo, pídele que luego de usar sus legos, coloque cada una de las piezas dentro de la canasta o bolsa.
2. Ten presente que la paciencia es la base de todo proceso de aprendizaje.
3. Trabaja un objetivo accesible a la vez, es decir si le enseñas a colocar sus zapatos en su sitio y luego de 15 días notas que lo hace por sí solo, añade un nuevo objetivo como colocar su ropa en la cesta de la lavandería.
4. Eres su mejor ejemplo. Los niños imitan lo que ven. Si le pides que lleve sus zapatos al clóset, pero tú los dejas tirados en la sala, él hará lo mismo porque no entiende por qué tú sí tienes ese privilegio.
5. Establece cuáles son lugares de cada una de las cosas y por el bien del niño no las cambies de lugar.
6. Ayúdale al inicio de este proceso para que tu hijo se sienta apoyado.
7. Siempre que tu pequeño utilice alguna cosa, sea o no suya, pídele que la coloque en el sitio que estaba. Por ejemplo, si toma un juguete de su hermano mayor hazle saber que cuando acabe de usarla debe regresarla al mismo sitio donde la tomó.
8. Cuéntale cuentos donde los protagonistas sufran de consecuencias negativas por ser niños desordenados. Menciona los beneficios de no serlo.
9. Establece rutinas de orden. Por ejemplo, al despertar deberá tender su cama, bañarse, colocar su pijama en la ropa sucia, lavarse los dientes, dejar el lavatorio limpio antes de ir a desayunar. Durante sus juegos matutinos deberá mantenerlos en un mismo lugar para evitar el desorden en casa y así sucesivamente.
Los niños que asumen responsabilidades desde pequeños tendrán una niñez, adolescencia y vida adulta más sencilla en este aspecto pues serán personas más independientes.
Fuente: Ser padres
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