Muchas veces nos sentimos frustrados y decepcionados de nuestra familia, existen infinidades de cosas que quisiéramos cambiar, modificar o simplemente no tener nada que ver con determinadas situaciones, de allí que muchas personas argumenten que la familia no la escogemos, sin embargo, si observamos desde la sabiduría de la vida y del universo, nos daremos cuenta que nada ocurre por mera casualidad.
El lugar donde nacen los niños y mueren los hombres, donde la libertad y el amor florecen, no es una oficina ni un comercio ni una fábrica. Ahí veo yo la importancia de la familia. Gilbert Keith Chesterton
El nido familiar suele convertirse en nuestra principal fuente de conocimientos, de experiencias, de sensaciones y emociones, allí aprendemos lo inicial de la vida, para bien o para mal, conformes o inconformes, el mundo para cada uno parte del entorno que lo rodea, de su familia. Consanguínea, de crianza, de confianza o como quieran llamarla, esas personas que va haciéndose parte inseparable de nuestro día a día, conforman nuestra familia, para muchos se convierte en hogar, para otros en tormento.
El caso es que sean como sean, cada uno de los protagonistas de cada escenario de nuestra vida, es nuestra familia y si realmente esperamos no ser juzgados, más bien ser aceptados tal y cual somos, pues lo mismo le debemos a nuestra familia, de allí la imperiosa necesidad de la tolerancia en estos mundos.
Nuestros padres, hermanos, abuelos, primos…siempre existen personas de nuestra familia que no nos despiertan afinidad alguna, y están los otros a quienes sentimos que amamos casi naturalmente, y es que en realidad el amor pasa por todos, pero el nivel de afinidad es lo que deriva en mayor o menor tolerancia, incluso cuando amamos mucho a alguien, más sufrimos por sus acciones y decisiones y esto va levantando una barrera entre nosotros y nuestros familiares.
Ocurre que la vida nos enseña que la afinidad ganada no necesita refuerzo, cuando sentimos amor por alguien, confiamos en esa persona y nos resulta muy grato estar a su lado, sabemos entonces que este vínculo está consolidado, entonces cabría la pregunta… ¿con quiénes debemos esforzarnos más para lograr afinidad? ¿Con quiénes ya la tenemos?…por el contrario, con aquellas personas con quienes somos menos tolerantes, es donde más tenemos que aprender.
Las familias unidas, armoniosas, solidarias y realmente hogareñas, suelen ser un aliciente para el alma, un descanso, un bálsamo entre tanta lucha, sin embargo, aunque algunas veces existan las turbulencias, es menester no olvidar que la familia tiene una gran razón de ser, y es precisamente ese pilar esencial de la vida, esa ancla que nos recuerda que somos muchos, que nos toca lidiar con todos y que aprender a aceptarnos como somos y hacerlo extensivo a los demás, puede hacer una gran diferencia en nuestra vida.
"La felicidad solo puede existir en la aceptación. Denis de Rougamont"
Aceptemos a nuestra familia, no importa que no compartamos muchas de sus decisiones o acciones, algunas veces basta la compañía o simplemente escuchar de los demás para aprender, sin juzgar, sin criticar destructivamente y sin pretender que se es mejor, todos tenemos la oportunidad en esta vida de redimirnos, de ser mejores personas, de ser aceptados, pues si es lo que queremos recibir de los demás, debemos aprender a darlo en primera instancia.
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