Los trastornos del comportamiento perturbador –trastornos de la conducta– en la infancia y en la adolescencia engloban un conjunto de conductas que implican oposición a las normas sociales y a los avisos de las figuras de autoridad, cuya consecuencia más destacada es el fastidio o la perturbación, más o menos crónica, de la convivencia con otras personas: compañeros, padres, profesores y personas desconocidas.
Algunos ejemplos de estos problemas son:
• No obedecer a sus padres o a otros adultos, como profesores. La mayoría de los niños desobedece algunas veces, pero los menores con estos problemas desobedecen todo el tiempo y aun en situaciones donde el castigo es serio.
• Tener rabietas que son mucho más frecuentes y severas que el promedio de los niños de su edad.
• Volverse agresivos y mostrar conductas destructivas. Esto puede involucrar daño a la propiedad privada, pero también puede implicar amenazas o comportamientos peligrosos, como robar.
• Replicar siempre, contestar mal, discutir, hacer que pequeñas situaciones parezcan más grandes de lo que son y siempre desear decir la última palabra.
• Rehusar a cumplir con sus obligaciones diarias, como las tareas escolares y el aseo personal. Es probable que la mayoría de los adolescentes tengan sus cuartos desordenados y les cueste ayudar a hacer las tareas de la casa. Sin embargo, los adolescentes con problemas de conducta se niegan constantemente a hacer algo para ayudar y no prestan atención a la limpieza básica e higiene.
• Todos los niños mienten especialmente si temen involucrarse en problemas o si realmente quieren algo desesperadamente. En el caso de los niños con problemas de conducta, ellos mienten constantemente aun cuando no hay necesidad de hacerlo.
• Los niños con problemas de conducta también presentan otras conductas antisociales, como el exceso de ira y el uso de palabras vulgares; conductas ofensivas, como por ejemplo, escupir a las personas, o el ser indiferentes a los sentimientos de los demás.
Todos los niños y adolescentes pueden ser difíciles a veces. En algunos niños, esto puede ser una reacción al estrés provocado por lo que les está pasando. Si nosotros como padres nos estamos divorciando o ellos están pasando de primaria a secundaria, ellos pueden estresarse y volverse personas difíciles con quien convivir. Pero la clase de problemas a los que nos referimos son más agudos y se prolongan por más tiempo. Además, estos niños no siempre responden al cuidado, y preocupación que nosotros y otros que desean ayudarles puedan mostrarles. Ellos usualmente rechazan a quienes desean ayudarlos.
Cuando nuestros hijos enfrentan estos problemas, es útil saber cuales son las cosas que empeoran la situación:
1. Problemas familiares
• Cuando tenemos tantos problemas que ya no nos podemos concentrar en los problemas de nuestros hijos;
• Cuando nosotros como padres no nos ponemos de acuerdo en cómo ayudarlos con sus problemas;
• Cuando como padres discutimos y peleamos delante de los hijos;
• Cuando involucramos a nuestros hijos en nuestras peleas;
• Cuando nuestros hijos se preocupan por nuestra seguridad y felicidad.
2. Uso de drogas y alcohol
• Cuando nuestros hijos consumen alcohol y drogas haciendo aflorar sus aspectos más negativos;
• Cuando nosotros consumimos alcohol y drogas haciendo aflorar nuestros aspectos más negativos;
3. Presiones de los amigos
• Cuando otros adolescentes ponen presión en nuestros hijos para que beban y consuman drogas;
• Cuando esperamos que nuestros niños se comporten diferente a lo que sus amigos esperan de ellos;
• Cuando a nuestros hijos se les presiona para que hagan cosas incorrectas.
4. Presiones en la escuela
• Cuando un profesor espera demasiado de nuestros hijos.
• Cuando presionamos demasiado a nuestros hijos y les provocamos ansiedad;
• Cuando esperamos demasiado de nosotros mismos y nuestros hijos siguen nuestro ejemplo;
• Cuando a nuestros hijos se les molesta o pasan por momentos difíciles con otros niños abusivos.
5. Las propias presiones del niño
• Cuando nuestros hijos son sensibles, necesitamos enseñarles a protegerse de manera que eviten involucrarse en problemas. Algunos adolescentes muy sensibles tratan de actuar rudamente para protegerse y pueden llegar hasta intimidar a otros. Los niños que están deprimidos, a veces, pueden volverse irritables y agresivos.
A continuación entregamos algunas formas para tratar a niños con problemas de conducta mientras usted espera por ayuda:
1. Reconocer las virtudes de nuestros hijos y tratar de ignorar sus debilidades.
2. Alabar a nuestros hijos cuando ellos hacen algo correcto en vez de sólo castigarlos cuando hacen lo incorrecto.
3. Intentar hacer las cosas que les gusta hacer a ELLOS en vez de lo que NOSOTROS deseamos que ellos hagan.
4. Escuchar a nuestros hijos. Si deseamos que nuestros hijos nos escuchen, nosotros necesitamos aprender cómo escucharlos.
5. Ser amplio de criterio y justo. Si nosotros reconocemos lo mejor de nuestros hijos también hay que reconocer cuando ellos han hecho algo incorrecto en la escuela o en contra de la ley, de esa manera les estamos dando apoyo y mostrándoles honestidad.
6. Mostrar que nosotros no culpamos a nadie cuando hacemos lo incorrecto o cuando las cosas van mal.
7. Mostrar cómo concentrarse en buscar soluciones en vez de encontrar a alguien a quién echarle la culpa.
8. Tratar de estimularlos con nuestro ejemplo para que hagan lo correcto en vez de forzarlos a hacer lo correcto mediante presión y castigo.
9. Dejar que nuestros sentimientos de malestar se calmen antes de conversar con nuestros hijos acerca de lo que han hecho mal.
10. No pelear con nuestra pareja en una forma de que afecte a toda la familia y preocupe a los niños.
11. Permitir a los niños hablar cuando están molestos sin que nos molestemos nosotros. Esto les ayudara a saber que uno puede enojarse y que, sin embargo, se puede conversar acerca de eso en una forma constructiva y segura.
12. Establecer normas justas y consistentes para nuestros hijos.
¿Cuándo se necesita buscar ayuda profesional?
• Cuando la familia encuentra que es difícil enfrentar la situación y como padres hemos perdido confianza en qué hacer.
• Cuando la conducta destructiva afecta la educación de su hijo, cuando ellos o alguien más resultan lastimados o si están en problemas con la policía.
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