Es probable que tu hijo llore o proteste más de lo que tú deseas, o que tenga conductas inadecuadas como pegarle a otro niño o no querer prestar sus juguetes. ¡Tranquilízate! Todos los conflictos tienen solución; siempre se puede negociar.
La psicóloga Rosa Jove, autora de libros como, Dormir Sin Lágrimas, La crianza feliz y Ni rabietas ni conflictos, explica que cuando un niño está enojado o irritable, sólo busca satisfacer sus necesidades no cubiertas.
“Esas rabietas son las ideas propias del niño enfrentadas a los deseos de sus padres: No entiende lo que pasa, se ofusca y estalla emocionalmente”, dice la experta, quien recomienda a los padres, en primer lugar, comprender al niño.
Y tranquilícese de nuevo: Sepa que conforme su hijo crece, las rabietas se pasan; no obstante los conflictos familiares siguen formando parte de la convivencia, y es con esas situaciones con las que debe aprender a lidiar.
Indistintamente de la edad, explica Jove, los padres deben ver el conflicto como una oportunidad de aprendizaje, pues éstos son una parte imprescindible de su crecimiento.
En sus libros, la también madre de dos niños, ofrece consejos sobre cómo superar las rabietas, los conflictos y los problemas de conducta. Aquí te presentamos un resumen.
Etapa de las ideas incomprendidas
Es una etapa que se da entre los 0 y 20 meses de edad, y puede manifestarse, por ejemplo, cuando al bebé le molesta el pañal, lo cual comunica con el único lenguaje que tiene: El llanto y la queja.
Es difícil saber por qué llora un bebé, razona Jove, quien le invita a averiguar, probando a ver qué pasa. Las causas más frecuentes suelen ser fisiológicas: Hambre, sueño, pañal sucio, alguna molestia con la ropa, un picor.
Si no es así, le propone a quedarse al lado del niño. También recomienda darle el pecho de la madre.
“La lactancia materna es un calmante único para el niño en este periodo. Además de solucionar el hambre, cumple la necesidad de contacto con su madre”.
Los 2 años, difícil de negociar
En la mayoría de los libros de psicología hay un capítulo que se titula: “La edad del no”, “Los terribles 2 años”, “La edad de las rabietas”; por ser a esa edad cuando normalmente aparecen las rabietas.
Éstas suelen cesar antes de los 5 años de edad, y comienzan porque el niño está empezando a experimentar su independencia.
“El único problema es que esto implica un conflicto emocional importante para los niños porque, como los padres no entienden lo que pasa y normalmente se molestan con ellos, notan que se están enfrentando a los seres que más quieren y ello les provoca una ambivalencia de sentimientos”, conceptualiza la psicóloga infantil.
Jove en uno de sus capítulos de su libro, La crianza feliz, resume qué hacer:
En caso de que surja la rabieta, conviene aplicar la técnica de los tres pasos: Primero, comprender al niño; segundo, educarle y explicarle qué es lo que se espera de él, y tercero, dejarle elegir sus propias soluciones.
Aquí te dejamos un diálogo que ejemplifica la técnica de los tres pasos:
– Mamá: Cariño, llegó la tía Marta. Ven a darle un beso.
– Niño: No quiero.
-Mamá: Ay, parece que no quieres darle un beso a la tía Marta. (Paso nº 1, comprensión: reconocemos sus sentimientos).
-Niño: Sí.
-Mamá: Cuando las personas visitan la casa de otra se les da la bienvenida, aunque en ese momento no se tengan muchas ganas, ¿lo sabías? (Paso n° 2, educación: le explicamos qué es lo que se espera de él o lo que sucede).
-Niño: No. (Y si dice que sí, es lo mismo).
-Mamá: ¿Qué podemos hacer para que tía Marta se sienta bien sin tu beso? (Paso n° 3, le dejamos elegir una opción. También podemos darle dos nosotros y que él elija).
-Mamá ¿Cómo lo solucionamos? ¿Vamos, pues, a darle un beso de bienvenida a tía Marta o le tiras uno desde la puerta mientras le dices: Hola?
-Niño: Le diré hola y le tiro un beso.
-Mamá: Me parece que encontraste una buena solución.
Desde los 5 años en adelante
Desde los 5 años de edad en adelante surgen problemas de convivencia, los cuales son normales e inevitables en todas las familias.
Para lidiar con ellos, aconseja, es mejor seguir unas pautas democráticas en la familia, en las que todos puedan participar y se sientan escuchados. Para solucionar los problemas a corto plazo es mejor seguir la técnica de los tres pasos.
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