Tanto niños como adolescentes no están exentos de sufrir de depresión al igual que los adultos, aunque quizás las características que identifiquen la depresión en un niño si puedan variar respecto a las de un adulto.
Durante mucho tiempo se pensó que la depresión solo era algo de los adultos dado que se veía a los niños como la muestra máxima de la felicidad en la vida de un ser humano.
Hoy en día sabemos que esto no es así y que aún en la inocencia de la niñez se pueden sufrir una triste depresión, pudiendo realizar un test orientativo para decidir si acudir a un psicólogo y/o profesional de la salud o no.
¿Por qué un niño puede sufrir depresión?
Normalmente cuando un ser humano siente depresión es porque está viviendo una situación de maltrato sea consigo mismo o con el entorno, este maltrato puede ser psicológico o físico, de todas formas afectará al niño de forma que este se deprima.
Lo más importante para cualquier padre o interesado en un niño que sufre depresión es la prevención y luego como llevar a cabo un tratamiento para contrarrestar los efectos, para ello es vital reconocer los síntomas de la depresión.
Estudios realizados en los Estados Unidos muestran que cerca de un 5% de los niños de la población del primer mundo (Estados Unidos y resto de las potencias) padecen de depresión, no existiendo una cifra exacta para los niños que viven en condiciones de pobreza en el tercer mundo aunque se estima que ese número se llegue a multiplicar por 5.
Características de la depresión infantil:
Los signos de la depresión en el niño pueden variar respecto a los de un adulto, por ello debemos tener en cuenta estos síntomas que pueden caracterizar a un niño deprimido:
– Llanto excesivo, lloriqueo por situaciones donde otros niños no lo harían.
– Pensamientos autodestructivos
– Desesperanza
– Falta de energía
– Aburrimiento continúo
– Incapacidad de disfrutar las actividades favoritas
– Alteraciones en la alimentación
– Hablar acerca de irse de la casa
– Quejas frecuentes sobre dolores de cabeza
– Deficiencia en el poder de concentración
– Aislamiento social, no quiere comunicarse ni con sus padres ni con sus amigos.
– Alto grado de deterioro en los estudios y otras actividades.
– Alto grado de sentimiento de culpa
– Sensibilidad extrema al fracaso o al rechazo
– Sorpresivos ataques de rabia
– Hostilidad
– Violencia contra los padres
Estas son algunos de los patrones de comportamiento que pueden ser un llamado de alertas para padres, que no pueden estar viendo como su hijo sufre de depresión debido a alguna causa.
Una de las cosas que más llama poderosamente la atención es el hecho de que no se sienten satisfechos en actividades que antes eran sus favoritas. Como por ejemplo un niño que deja de jugar al fútbol siendo este su deporte favorito, antes se sentía mal por no poder ir a jugar los domingos con sus amigos y ahora teniendo la oportunidad no lo hace o no se siente contento con la actividad.
Otro factor pero más notorio, es el hecho de que comienza a hablar o a tener pensamientos acerca de auto infringirse heridas o en el peor de los casos de querer morir.
Uno de los factores del aumento de esta llamada “epidemia de depresión infantil” es que la agenda de los chicos a cambiado, los niños ahora viven en un mundo de mucha tensión y estimulo, lo que no siempre es beneficio para ellos.
Esta experimentación hace que se puedan crear desórdenes en la atención, en el aprendizaje o en la conducta, lo que con el tiempo afectara su motivación y confianza.
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