miércoles, 10 de enero de 2018

Interacciones positivas, la clave del desarrollo infantil


Lori Roggman, profesora de Desarrollo Humano en la Universidad estatal de Utah, advierte sobre la importancia de las interacciones positivas en el desarrollo infantil. "Toda mi carrera me he dedicado a investigar sobre desarrollo infantil temprano, sobre las prácticas de crianza que lo favorecen y sobre cómo los programas pueden ayudar a las familias a contribuir al desarrollo de los niños en los primeros años".

Las interacciones positivas son el elemento principal
para el desarrollo infantil temprano. Las interacciones positivas son la forma en la que un adulto y un niño, o un niño y otro niño, interactúan y donde las emociones son positivas, es decir, se conectan el uno con el otro y la interacción se mantiene durante un rato, dependiendo de la edad del niño. Por ejemplo, los bebés no se involucran durante tanto tiempo como lo harían niños mayores.
Cuando un adulto y un niño están interactuando, una interacción positiva se caracteriza ante todo por emociones positivas, lo cual no significa que estén sonriendo todo el tiempo, pero los sentimientos que los adultos y el niño están teniendo son positivos. El niño está interesado en lo que está sucediendo y siente que el adulto está tan interesado como él.
Cada interacción positiva que los adultos tienen con su niño,
desde el nacimiento, está favoreciendo el desarrollo de ese niño. Es crucial para el desarrollo humano que tengamos esas interacciones positivas. Puede haber desde luego interacciones negativas, tienen el efecto opuesto, pero podemos hacerles frente con una gran cantidad de interacciones positivas.

Una cosa importante en la relación entre interacciones positivas y negativas es que queremos que los niños tengan muchas más interacciones positivas que negativas con los adultos que los rodean, particularmente con aquellos que los cuidan.
La calidad de las interacciones que los bebés y los niños pequeños tienen con cualquier adulto es importante, pero es especialmente importante con aquellos adultos con los que pasan mucho tiempo y, por supuesto, eso incluye a los miembros de la familia y especialmente a los que van a estar en sus vidas durante largo tiempo. También incluye a aquellos adultos con quienes pasan días enteros, como los proveedores de cuidado infantil, a quienes llamamos cuidadores o maestros en los diferentes tipos de programas.

Las interacciones que los niños tienen en esas situaciones,
en esos entornos de cuidado y de educación, son también importantes para fomentar el desarrollo infantil temprano, de modo que la calidad de esas interacciones incide en los resultados de esos programas, especialmente cuando estos tienen la finalidad de favorecer ese desarrollo. Muchas cosas pueden influir en la calidad de las interacciones que el niño tiene con los adultos, ya sea en su propia familia o fuera de ella, y algunas son las características de los adultos, su salud mental, sus experiencias pasadas, pero también las características del niño.
Por ejemplo, si un niño se está desarrollando normalmente y ha aprendido a regular su comportamiento, por lo menos de un modo apropiado para su edad… Esperaríamos que un niño de cuatro años se comporte de modo más consistente con nuestras expectativas que uno de dos años, pero esas características que el niño trae a las interacciones también hacen la diferencia. A los padres o los maestros que están estresados o deprimidos, o que no tienen apoyo social, les será difícil interactuar de manera positiva con los bebés y los niños pequeños.

Las características de una disciplina efectiva con los niños
es que se enfocan en la prevención y cuando no lo hacen, cuando los padres se enfocan  en la ocurrencia de un mal comportamiento para responder a él, a menudo eso genera una cantidad de interacciones negativas.
La mayoría de malos comportamientos obedecen a que los niños buscan llamar la atención o lograr tener algo de control sobre sus vidas, o simplemente a que tienen dificultad para manejar emociones intensas. Las emociones que tienen los bebés y los niños pequeños son tan fuertes como las emociones que tiene cualquier ser humano, pero ellos no tienen las destrezas necesarias para manejarlas, de modo que con frecuencia no se recuperan muy rápidamente una vez que han tenido alguna molestia, y esta puede intensificarse hasta llegar a lo que podríamos llamar un berrinche. 

Los adultos necesitan maneras efectivas de responder a eso, maneras que sean útiles y que ayuden a los niños a lograr controlar sus conductas y cumplir determinadas reglas. A menudo los padres necesitan orientación sobre cómo prevenir el mal comportamiento y acerca de los modos adecuados de responder cuando se producen, para evitar que se llegue a una situación de maltrato.
Nuestra cultura, nuestras creencias, nuestros valores afectan todo lo que hacemos, de modo que esas prácticas culturales y creencias influyen en todo lo que los padres hacen y es realmente importante que quienes trabajan con los padres aprendan acerca de esas creencias y los ayuden a ser incluso más efectivos en la crianza de los niños que se convertirán en los adultos que los padres creen, que es importante tener en su comunidad y en su cultura.

Pienso que existe una cantidad de esfuerzos
para promover interacciones positivas entre padres-niños en las familias, sea a nivel comunitario o a nivel familiar.
Hay un mayor número de experiencias que usan anuncios publicitarios para llegar a comunidades enteras y decirles, por ejemplo, “sea positivo con su bebé”, “dele mucho afecto y amor”, “enséñele a su niño sobre el mundo”, “háblele a su bebé”… Pero también tenemos una variedad de intervenciones y programas más focalizados, que trabajan con familias individuales y a veces con grupos de familias, en una clase sobre prácticas de crianza o en una situación en que algunos padres y niños pueden estar juntos y los niños juegan mientras los padres conversan sobre temas importantes para ellos.

También tenemos programas en los que un profesional se ocupa de una familia individual a la vez y la ayuda a promover interacciones positivas más deliberadas con sus niños, a identificar los momentos del día en que pueden tener una interacción positiva y alargarlos. Detecta lo que estos padres y estos niños ya están haciendo de positivo y alienta a los padres a hacer más de eso, a la par que les brinda información consistente y útil sobre cómo responder al mal comportamiento en formas que no causen daño y los encamine hacia interacciones positivas que puedan prevenir el mal comportamiento en el futuro.
Fuente: Políticas efectivas de desarrollo infantil

No hay comentarios:

Publicar un comentario