Es posible que grites a tus hijos diariamente y que casi ni te des cuenta. Hay padres que utilizan el grito como una forma más de comunicación con sus hijos, para que de este modo, les escuchen. Pero gritar nunca es una buena opción porque en lugar de comunicar, aleja emocionalmente y los niños acaban estando muy resentidos con sus padres y lo peor, es que asumen que gritar para hablar, está bien. Ha llegado ‘El rinoceronte naranja’: un desafío para los padres, para que dejen de gritar a sus hijos, ¿en qué consiste?
Los gritos afectan a los niños tanto como si les pegaras. Afectan a su personalidad, a su desarrollo y por lo tanto no deben emplearse en la educación de los hijos, aunque hayan ocasiones en las que la crianza pueda desbordarte. Aunque esta teoría está muy bien, la realidad es que son muchos los padres y madres que gritan a sus hijos diariamente y por eso, se ha creado el rinoceronte naranja, un reto para motivar a los padres a dejar de hacerlo.
Cambia el chip
Antes de hablar del rinoceronte naranja, si eres un padre o una madre que grita a sus hijos, será buena idea que reflexiones sobre tu conducta. Que pienses qué es lo que te hace gritar realmente. Tus hijos son niños y están aprendiendo… Pero quizá, el estrés del trabajo, el agobio de las tareas, la falta de sueño o de tiempo, hace que sientas irritación y grites más de la cuenta, sin que tus hijos merezcan esos berridos en ningún momento.
Ningún padre quiere gritar. La mirada de los hijos después de un grito es desgarradora y además, el sentimiento de culpabilidad que luego aparece es también muy doloroso.
¿En que consiste?.
Hay una página web que está en inglés pero también hay un Facebook en español. La idea ha sido creada por una mujer y madre estadounidense que tiene cuatro hijos (6, 5, 3 y 21 meses), que no trabaja y está en casa con ellos. Una madre que gritaba porque no sabía cómo afrontar muchas situaciones cotidianas y en la calle no lo hacía por el ‘qué dirán’ de los demás.
De repente empezó a pensar que la opinión de los demás le importaba más bien poco y que debía preocuparse por lo que sus hijos pensaran de ella; ó el cómo sus gritos podrían afectarles en el futuro. Así que se retó a ella misma a dejar de gritar a sus hijos por un año entero, es decir, 365 días sin alzar la voz. Ahora, ya ha pasado el año y es capaz de gritar menos y amar mucho más.
Desde entonces, muchos padres de todo el mundo han conocido este reto y han decidido sumarse, adaptando los objetivos a la vida real de cada uno. El desafío cuenta con unos puntos claros que si quieres conseguir debes seguir.
Los puntos más importantes son:
Tener claro que hay una falta de comunicación con los hijos.
Querer cambiar y tener voluntad para hacerlo.
Fijar objetivos realistas que se puedan cumplir (no hace falta que sea un año entero, puede ser una semana o los días que creas conveniente).
Comentarlo con tus seres queridos para sentirte obligado/a a cumplirlo.
Reflexionar sobre cuándo y por qué se grita, apuntar todo lo que creas para empezar a anticiparte en futuras ocasiones y prever cuándo puede ocurrir para empezar a evitarlo.
Tener un lema presente: ‘No puedes controlar siempre las acciones de tus hijos, pero sí tu reacción’.
Con o sin reto tus hijos necesitan unos padres comprensivos, que les escuchen, les apoyen y les amen incondicionalmente. Si alguna vez les gritas porque pierdes los nervios, lo importante sobre todo es que no te culpes demasiado y busques soluciones y también, que pidas perdón a tus hijos por haberles gritado, responsabilizándote así de tus acciones.
Vía: Etapa Infantil
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