viernes, 29 de diciembre de 2017

¿Cómo abordar la sexualidad en niños y adolescentes, que tienen acceso a internet?

Cada vez más menores están teniendo contacto con el mundo del Internet y las redes sociales donde se encuentran peligros para su intimidad, pero, a su vez, no se puede negar esta realidad. ¿Qué recomiendan los expertos?

Para adentrarse en el tema de la sexualidad virtual hay que hablar primero de la sexualidad de los niños, que va apareciendo a medida que crecen, asegura Juanita Geempler, psicóloga directora de la institución Equilibrio: “Hay que tener en cuenta que el desarrollo sexual es normal, que eso es lo que debe aparecer: curiosidad, ganas de experimentar. Los cambios hormonales y los cambios del cuerpo van asociados a unos cambios en buscar cosas diferentes, en buscar sentir placer”.
Partiendo de esa base, Geempler cree que algo que asusta a los padres es que ahora hay mayor acceso a información con contenidos sexuales. Antes estaban las revistas Play Boy, Play Girl, pero de hace un tiempo para acá niños y adolescentes pueden encontrar esto y mucho más, y más fácil de conseguir, en internet. Esto es algo que no se puede ocultar, pues existe y en gran cantidad, más bien, es importante que haya una comunicación clara entre padres e hijos, en la que los adultos no les nieguen que estos contenidos existen pero sí les adviertan a qué se están enfrentando y los riesgos que pueden existir: “Lo clave es dar información a esos niños y niñas, qué es lo que es la sexualidad normal, dar la mayoría de información posible sobre el tema, sobre qué van a encontrar, espacios en que puedan hacer preguntas, en que puedan conversar de las cosas”, asegura Geempler.
Miguel Rueda, psicólogo y director de Pink Consultores, también cree que la información que circula en internet, no se puede esconder. Padres, madres, familiares, los colegios, todas estos actores que están a cargo del bienestar de los menores tienen que hablar el mismo idioma. “Nunca satanizando, por un lado, el uso de internet, y por otro lado, la sexualidad, que no tendría ningún sentido meterles miedo, pero sí hay que hablarles de los riesgos con claridad, si hay que hablarles de las situaciones reales a los cuales ellos se pueden ver expuestos”.
En este tema de la sexualidad virtual aparece el sexting, un fenómeno que últimamente ha cogido fuerza en los colegios. Esto es, mandarse mensajes y fotos con contenido sexual. Así como se debe dialogar con los menores sobre la sexualidad y sobre lo que se que se pueden encontrar en Internet, también hay que advertirles sobre ciertos peligros que surgen con herramientas como el sexting. Cuando se mandan fotos desnudos del uno al otro y uno que otro decide publicarlas en internet, las personas que usan esta idea, en colegios y más grandes, tienen que tener la claridad de que se están exponiendo a la posibilidad de que ese contenido se puede hacer público. “Hay que tener la conciencia de que la utilización de medios sociales, la utilización de whatsapp, lo que hace es que tienes tu contenido expuesto de una manera de la cual la gente no está consciente”, asegura Geempler.
Algunas de prácticas más comunes son el sexting y el grooming (un adulto crea un perfil falso, haciéndose pasar por un menor para ganarse la confianza de un niño) ocurren en páginas, redes sociales y aplicaciones como Snapchat, Chatroulette, Bazoocam, Chatrandom, Streamberry, Camzap, Omegle, FunYo, Roulettechatm, Quierochat, VideochatUS, Dirtyroulette, Chatpig, Chatxroulette, Live Cam4, Manroulette, Tinychat, Facebuzz, Chatrad, Flipchat, Gaypage, Cam Girls Ask entre otros.

¿Qué medidas tomar?

1.- Es importante que el diálogo entre padres e hijos no se pierda, “ese diálogo familiar está siendo remplazado por diferentes situaciones. Hoy los niños están más conectados con el televisor, el computador, el videojuego, en vez de estar hablando con sus padres y estos ver cómo se están sintiendo sus hijos. Se considera que una gran cantidad de padres desconocen cómo funciona el mundo virtual, lo cual es necesario para que puedan hablar con sus hijos del tema y prevenirlos de ciertos peligros.
2.- La creencia de algunos padres es que, si sus hijos están detrás de una pantalla o detrás de un teléfono, nada les va a pasar. Pero el resultado es que sí pasan cosas, y gravísimas. Como afirma Rueda: “Para prevenir el acoso y abuso sexual hay que hablarles claro, hacer énfasis en lo que se les ha dicho desde pequeños: tu cuerpo es tuyo y nadie puede verlo ni tocarlo si tú no quieres”. Pero, de igual forma, hay que hablarles claro sobre qué es la sexualidad, que la vean como algo normal, y no satanizarla ni volverla un tabú.
fuente: semana.com

jueves, 28 de diciembre de 2017

La soledad potencia la anorexia y la bulimia en niños de 10 a 15 años.

Cenar a diario sin compañía agrava o potencia los trastornos alimentarios y la obesidad.

Hay una generación de niños entre los 10 y los 15 años, que acostumbran a estar solos en casa cuando vuelven del colegio por las tardes y, porque sus padres trabajan o por diversas razones, terminan comiendo solos. El fin de semana puede pasar también que sus progenitores estén tan cansados que tampoco acompañen a sus hijos para comer.
Esta situación se está considerando como un factor importante para potenciar o incluso causar graves trastornos alimentarios que afectan a la población infantil de 10 a 15 años, "Comer en soledad, sin ningún familiar que le acompañe, es un factor de riesgo para que se agrave o precipite una anorexia nerviosa restrictiva o una bulímia en un niño", sostuvo la psiquiatra Teia Plana, adscrita a la unidad de psiquiatría infantil en el Hospital Clínic.
Según la especialista española, aunque se esté mentalmente estable, hacer que un menor de 11 o 12 años seleccione en el refrigerador qué va a comer sin sacar la vista del computador o la tele, también es una conducta inadecuada. "No acompañar a un niño en ninguna comida del día, ni tampoco el fin de semana, está considerado una negligencia familiar. Si ese chico o chica sufre un trastorno alimentario, la soledad es un factor de riesgo de empeoramiento.
Por eso para los expertos, parte del tratamiento para los menores que sufren anorexia nerviosa –negación o miedo a comer– o bulimia –empachos incontrolables seguidos de vómitos– consiste precisamente en el compromiso de los padres de tener, por lo menos, una comida al día todos juntos en la mesa. "La soledad es un disparador de atracones que después han de compensar haciendo mucho ejercicio físico o tomando las pastillas que no deberían", dijo la psicóloga Sandra Gussinyer. Cuando no se produce esa "compensación" después del atracón a corto plazo, ese niño sufre obesidad, señaló la psicóloga.
"Aceptar que el niño coma o cene solo todos los días, y que pase las tardes en casa sin ninguna compañía es una desatención familiar muy grave que no necesariamente es consecuencia de la pobreza: tanto sucede a hijos de altos ejecutivos, como a los de un taxista que trabaja 16 horas al día" destacó Sintes.

Y si bien para Gussinyer "tal vez es injusto clasificar como negligente a una familia que es víctima de un ritmo de vida que no controlan, es un hecho que cuando un adolescente pasa las tardes solo, aburrido y enganchado a la tablet, abrir el refrigerador y acabar con lo que haya le proporciona un cierto bienestar".
Para los especialistas, aunque la obesidad no está definida como una enfermedad mental, los niños que sufren una grave alteración del peso corporal sí están en riesgo de desarrollar un trastorno alimentario, que es una patología psíquica. "Sufrir obesidad a los 10 o 12 años es un factor de riesgo para desarrollar anorexia, en especial si nadie está con ellos cuando comen. Empiezan a hacer dietas y, si pierden peso, se obsesionan con el adelgazamiento. Deciden qué comida del día se saltarán. Y pierden el control", indicó la psiquiatra Teia Plana. Una manera de prevenir es comer en familia, en un entorno agradable y teniendo a los padres como ejemplo.
"La función de la comida en familia no es solo alimenticia. Es una forma de evitar trastornos graves", explica la psiquiatra.

viernes, 22 de diciembre de 2017

La caja de la rabia: Una técnica eficaz para autorregular las rabietas infantiles.

Uno de los problemas principales a los que tarde o temprano tienen que enfrentarse los padres son las rabietas de sus hijos. Por lo general aparecen alrededor de los dos años, aunque suelen alcanzar su punto culminante entre los tres y cuatro años, y en muchos casos se extienden hasta los siete. Sin duda, se trata de una etapa crítica del desarrollo infantil con la que resulta difícil lidiar.

¿Porqué los niños tienen rabietas?
Básicamente, las rabietas son la forma que tiene el niño de expresar su ira o enfado. Lo que sucede es que a partir de los dos años el pequeño empieza a ser consciente de su autonomía y quiere disfrutar de su independencia. Sin embargo, cuando no puede lograrlo porque aún no ha desarrollado las habilidades suficientes, se frustra y enfada. Obviamente, como aún no tiene un gran control emocional ya que su corteza prefrontal, que es la encargada de regular las emociones, todavía es inmadura, es normal que exprese su enfado y frustración de forma muy básica y “estalle” como si fuera un volcán en plena erupción.
Si a esto le sumamos que el niño a esta edad ya es capaz de establecer relaciones causa-efecto y sacar sus propias conclusiones, no es extraño que si se da cuenta que con una rabieta logra lo que desea, la asuma como una estrategia para alcanzar sus propósitos. Por eso, aunque es importante que los padres comprendan que las rabietas de sus hijos forman parte de su desarrollo, también es fundamental que tomen cartas en el asunto y le pongan corto a estos comportamientos apenas aparezcan.

Obviamente, no es una tarea sencilla ya que requiere mucha constancia y, sobre todo, paciencia. Sin embargo, existen algunas técnicas muy fáciles de implementar que te pueden ayudar a lidiar con las rabietas de tu hijo y a enseñarle a manejar sus emociones. Una de estas técnicas es la caja de la rabia.
La caja de la rabia: ¿Qué es?

La caja de la rabia es una técnica diseñada por la psicóloga española Marina Martín que está basada en el cuento infantil “Vaya Rabieta”, de la escritora francesa Mireille d´Allancé.

La historia versa sobre Roberto, un niño que tiene un mal día ya que recibe varias reprimendas, por lo que termina frustrándose y expresa su enfado con una gran rabieta. En el cuento, la rabieta se ilustra como un gran monstruo que sale del niño y que controla todos sus actos, destruyendo todo lo que encuentra a su paso. Sin embargo, cuando Roberto se percata del daño que está provocando, decide arreglar todo lo que destruyó. Así, a medida que va arreglando las cosas, el monstruo se va haciendo cada vez más pequeño hasta que es tan pequeñito que Roberto lo encierra dentro de una caja para no dejarlo salir nunca más.
Esta es precisamente la idea central sobre la que se basa la caja de la rabia, una técnica perfecta para enseñarles a los niños a ser conscientes de sus propias emociones, reconocer el impacto que tienen sobre los demás y aprender a regularlas, a través de las artes gráficas.
¿Cómo aplicar la técnica de la caja de la rabia?

La caja de la rabia es una técnica muy fácil de aplicar. Básicamente, cada vez que el niño tiene una rabieta o se siente frustrado debe plasmar su enfado en un dibujo libre, una estrategia que le permitirá canalizar sus emociones, relajar las tensiones acumuladas y aliviar la frustración.
Al terminar el dibujo, es probable que su enfado también haya pasado. Entonces el niño debe contemplar lo que ha dibujado para concienciar las emociones que ha plasmado en el papel, en este momento se le puede pedir que le haga “manos” y “pies” a su dibujo para que personalice a su monstruo de la rabia, lo cual hará que la técnica sea aún más divertida. A continuación debe arrugar el papel, y con él al personaje, y depositarlo en una caja con tapa para que su monstruo de la rabia no vuelva a salir.

Lo más importante de esta técnica es que el niño haga consciente sus emociones negativas y que aprenda a controlarlas de forma sencilla. Esta simple estrategia le ayudará a redirigir su enfado hacia emociones más positivas, a la vez que le enseñará a controlar sus arranques de ira o agresividad.

jueves, 21 de diciembre de 2017

Primeros Auxilios Psicológicos para niños


Todo el mundo sabe lo qué son los primeros auxilios. Se trata de las acciones inmediatas que practican aquellas personas que atienden a las víctimas de un accidente o en una emergencia. En cambio, muy pocas personas saben lo que son los Primeros Auxilios Psicológicos (PAP).

Los primeros auxilios psicológicos o PAP sirven para acompañar y ayudar a las personas a enfrentarse a una situación difícil y extraordinaria o incidente crítico (accidente, incendio, catástrofe, enfermedad…).
Muchas personas han hecho cursos de primeros auxilios. También todo el mundo debería estar formado o preparado para conocer y practicar los primeros auxilios psicológicos en casos de emergencias. Los PAP tienen como objetivo prevenir la aparición de los síndromes de estrés agudo y postraumático.

Actualmente nuestra sociedad parece que vive inmersa en una cultura del bienestar, del positivismo, de la felicidad… Los hechos placenteros de la vida se comunican y se expresan muchas veces sin pudor. Parece que estar tristes o deprimidos no es aceptable ni tolerable. Los hechos tristes, las experiencias dolorosas o problemáticas tienden a esconderse y/o afrontarse con dificultad. Debemos estar preparados para la posible llegada de desgracias, enfermedades, desastres…

Toda la sociedad debería ser educada en la resiliencia. Es decir deberíamos ser capaces de desarrollar competencias personales que nos permitan afrontar con éxito las situaciones o experiencias traumáticas y dolorosas. Deberíamos aprender técnicas de intervención y afrontamiento para que todos o la mayoría de nosotros seamos capaces de reaccionar de manera eficaz ante emergencias masivas. Los actos que llevemos a cabo o las palabras que pronunciemos en los primeros momentos de un suceso crítico sobre una persona víctima de una herida psíquica pueden para bien o para mal, marcar para siempre.
Los PAP se aplican a todas las personas pero nosotros vamos a centrarnos en los niños. Los Primeros Auxilios Psicológicos son una serie de acciones más o menos sencillas, que pueden ser aprendidas por cualquier adulto y cuyo objetivo principal es reducir el impacto del incidente crítico sobre la vida y la evolución del niño afectado. Estas técnicas generalmente son aplicadas por psicólogos y personal formado. En el caso de los niños y adolescentes las personas idóneas para aplicar los PAP ante un incidente crítico son sus adultos de referencia, es decir, sus padres y madres, los adultos más significativos de su familia y sus maestros de escuela. Es por ello que todos debiéramos estar preparados para afrontar y actuar correctamente con menores ante un incidente crítico.

Hay muchos ejemplos de incidentes críticos que pueden vivir un niño y adolescente:
  • Presenciar y/o vivir un accidente grave o muy grave
  • La comunicación del divorcio de sus padres
  • Recibir el diagnóstico de una enfermedad grave
  • El diagnóstico de una enfermedad grave o terminal en los progenitores o en los hermanos
  • La muerte inesperada y repentina de un familiar cercano
  • La muerte de un amigo o compañero de escuela
  • Presenciar y/o vivir la pérdida del hogar por un incendio o por catástrofe natural.
¿ Qué hay que hacer?

Para ser efectivos deben de aplicarse desde los momentos inmediatamente posteriores al incidente.

De forma genérica, aplicar PAP en niños y adolescentes consiste en cinco acciones, que deben realizarse siempre por este orden:

Contener:
Calmar:
Informar
Normalizar:
Consolar:

REACCIONES E INTERVENCIÓN CON NIÑOS DE 0-3 AÑOS
¿ QUÉ REACCIONES ESPERABLES EN NIÑOS DE 0-3 AÑOS TRAS UN INCIDENTE CRÍTICO?

Las reacciones esperables en niños de 0-3 años tras un incidente crítico son:
  • Problemas para dormir
  • Dificultades para separarse del adulto de referencia
  • Problemas de alimentación
  • Involución conductual. Aparece un retroceso en los aprendizajes. Regresan las conductas ya separadas como chuparse el dedo, orinarse en la cama, balbucear más de nuevo, necesidad de que le cojan en brazos…etc.
  • Aumento de miedos
  • Rabietas y mal humor
  • Gritar mas de lo normal
  • Pegar al adulto de referencia
  • Llanto frecuente y/o intenso
  • Incapacidad para estar quieto y prestar atención a nada
  • Desamparo y pasividad (desgana, energía baja, no participa en actividades…)

¿Qué hay que hacer con niños de 0-3 Años?
Contener: evitar separarse del niño; cogerle las manos, reconducir las conductas de apego físico exagerado; dar un espacio para el llanto o el grito controlado…

Calmar: ayudar a relajarse; hacer que se sienta comprendido, querido y apoyado; facilitarle la liberación de energía nerviosa; con niños mayores de dos años ayudar a poner nombre a sus emociones…

Informar: intentar explicarle al niño/a en un lenguaje adaptado a su edad cuál es la situación; utilizar frases cortas y sobretodo que pueda entender que no está solo y qué pasará a continuación; no ocultarle información y no mentirle nunca; decirle a menudo que le entiendes y que sabes que está triste y tiene miedo…

Normalizar: establece límites razonables para las rabietas; establece una rutina para ir a dormir adaptada a la situación; no le obligues a comer si no tiene hambre; intenta realizar las comidas en un ambiente lo más relajado posible…


REACCIONES E INTERVENCIÓN CON NIÑOS DE 3-6 AÑOS

¿ QUÉ REACCIONES SON ESPERABLES EN NIÑOS DE 3-6 AÑOS TRAS UN INCIDENTE CRÍTICO?
  • Angustia relacionada con no entender el concepto de muerte: los niños de educación infantil no entienden aún que la muerte es irreversible.
  • Mostrarse más callado o agitado de lo normal
  • No hablar en absoluto de lo que les pasó (tienen dificultar para procesarlo)
  • Sentir un miedo generalizado: de estar solos, de ir solo al baño
  • Pierden autonomía
  • Sentir incertidumbre respecto a su seguridad: sienten que el peligro está cerca de su casa
  • Rechazo a ir y a quedarse en el colegio o guardería
  • Alteraciones del sueño: sueños desagradables, pesadillas, se despiertan en mitad de la madrugada
  • Juegos repetitivos acerca del evento traumático: jugar a componer muertos, esperar el regreso de la persona muerta, jugar a que rescatan a sus amiguitos, a que otros se mueren…
¿Qué hay que hacer con niños de 3-6 Años? Intervención…

Contener: abrázalo frecuentemente, cógelo de la mano y deja que se quede en el regazo del adulto. Intenta asegurar el descanso y la seguridad del niño. Ofrézcale oportunidades de jugar y dibujar.

Calmar: Trate de hablarle en voz baja, suavemente. Procura realizar actividades relajantes: cuéntele un cuento, dele algún masaje… A veces es útil distraer al niño con elementos de su mundo imaginario (un gorro de quirófano puede ser un gorro de un cocinero, y el quirofano puede ser una nave espacial)

Informar: explíquele las veces que sean necesarias el suceso de forma simple y honesta, sin minimizarlo, pero tampoco exagerando sus consecuencias. También es importante averiguar qué otras palabras o explicaciones ha oído el niño y corrige lo necesario. Trata de explicarle la diferencia entre los sueños/los miedos y la vida real. Si el incidente crítico tiene que ver con la muerte de un familiar, aborda el tema de forma directa, sin dar rodeos, explicando su carácter permanente y la tristeza que causa a los familiares.

Normalizar: Ayuda al niño a explicar cómo se siente poniendo nombre a sus emociones. Dile que está muy bien expresar los sentimientos. Durante 4 semanas, más o menos, tolera todos sus comportamientos regresivos o agresivos. Intenta no criticar ni enfadarse ante la perdida de habilidades adquiridas.

Consolar: anima al niño a que dibuje o juegue acerca del suceso (ayuda al adulto a entender cómo el pequeño ha entendido lo sucedido). Procura mantener al máximo las rutinas familiares. No le obligues a hablar si no quiere, pero hazle saber que puede hacerlo en cualquier momento. Permite que el niño participe en rituales de duelo culturales y religiosos.

¿ Y de 6 a 9 años ?
En esta edad se pueden dar todos los síntomas anteriormente descritos de 3 a 6 años. Pero además:

Aparecen más pensamientos, preguntas y a veces sueños reiterados acerca de la muerte. Si el incidente crítico ha comportado la muerte de un familiar, para el niño éste será posiblemente su primer contacto con la muerte y tendrá muchas más preguntas a formular. Ya empiezan a entender que la muerte es no reversible.

Puede que se sientan responsables y/o culpables por el evento

Jugar y hablar repetidamente y con exceso de detalles acerca del evento traumático

Problemas para prestar atención y aprender

Dificultades de memoria que interfieren en el aprendizaje
Inquietud motora

Alteraciones del sueño: pesadillas de monstruos, no poder quedarse dormidos..

Miedo a los fantasmas.

Preocupación por la seguridad de otros: pensar que algo les va a pasar a sus padres, hermanos, amigos…cuando él no esté.

Dolores corporales psico-somáticos (cabeza, pecho, estómago).

Sentirse inquietos, confundidos y asustados por sus propias reacciones ante el dolor y la perdida.

¿Qué hay que hacer con niños de 6-9 Años? Intervención…

  • Contener: intenta conseguir que las emociones del niño no se desborden. No te dejes contagiar por la elevada emocionalidad del niño. Consigue un equilibrio entre la expresión de sus emociones, entre el llanto y el miedo, y el control racional de sus miedos. El contacto corporal con el niño ayuda a contener al niño.
  • Calmar: trata de hablarle en voz baja, suavemente. Procura ofrecerle motivos y razones para que se tranquilice. Trata de buscar alguna situación previa, en la que el niño también tuvo miedo, y hazle ver que pudo controlar su miedo. No le responsabilices de sus miedos, diciéndole que si se calma todo irá mejor. Posiblemente eso no sea cierto.
  • Informar: explícale el suceso de una forma simple y honesta, sin minimizarlo, pero tampoco exagerando sus consecuencias. Pon especial esmero en que el niño pueda entender cuáles van a ser los siguientes pasos.
  • Normalizar: ayuda al niño a explicar cómo se siente, poniendo nombre a sus sensaciones. Animarle a expresarse, pero sin forzarle a ello. Tampoco obligarle a hablar. Si reacciona con irritabilidad, en lugar de ignorarlo, comentarle suavemente que entendemos que esté enfadado, pero que poco a poco tiene que tratar de no estarlo.
  • Consolar: Permitirle participar en los rituales de despedida. Animar al niño a dibujar y/o jugar acerca de lo ocurrido. Permitirle volver a la escuela y a las actividades habituales. Fomentar su vida social (las actuales tecnologías y redes sociales lo facilitan mucho).
¿ Y en niños de 9 -12 años ?
La muerte ya es vista como un suceso irreversible que afecta a todos los seres vivos. Aumenta el miedo a la muerte de los seres más cercanos. Posteriormente, aparece la consciencia de la propia muerte. Consecuentemente a esto:

Aparecen cambios conductuales: aislamiento, hiperactividad e irritabilidad

  • La comunicación con estos pre adolescentes se hace aún más difícil: los pre adolescentes se comunican poco y mal con los adultos. Tras un incidente crítico este patrón se refuerza. La comunicación es mejor con el grupo de iguales.
  • Irritabilidad e impulsividad: mal humor como expresión de tristeza, agresividad y posibles conductas de riesgo.
  • Problemas en la adaptación escolar: dificultades de concentración y rendimiento, conductas disruptivas, absentismo.
  • Cambios en las conductas basales: trastornos de la alimentación, trastornos del sueño (insomnio o hipersomnia)
¿Qué hay que hacer con niños de 9-12 años? Intervención…
Contener: Tratar que sus emociones no se desborden. Se debe lograr  un equilibrio entre la ventilación emocional y el control racional. Hay que dejar cierto espacio para que puedan estar solos (a esta edad suelen comenzar a avergonzarse de las emociones), pero no excesivo.

Calmar: Háblale en voz pausada y serena.Ofrecer motivos y razones que le ayuden a tranquilizarse. Recordar alguna situación previa, en la que pudo controlar sus miedos. Permitirle distraerse viendo la televisión, jugando con amigos, etc.

Informar: Usar un lenguaje adulto, pero sencillo. Responder con claridad y sin evasivas a sus preguntas. No dar más información de la que se nos pide, pero invitar a formular más preguntas. Si no quiere saber nada, estará evitando el dolor. Es importante retomar el tema al día siguiente. Si el incidente ha comportado la muerte de alguien, abordar el tema de forma directa, sin rodeos.

Normalizar: animar al pre adolescente a expresarse, pero sin forzarle a ello. Tampoco obligarle a hablar: posiblemente prefiera estar con amigos. Explicarle que hay muchas formas de estar triste y de “llorar sin lagrimas” y que a veces el mal humor es una de ellas. Explicarle que no es necesario estar triste todo el tiempo, si ha habido una muerte en la familia.

Consolar: permitirle participar en rituales de despedida. Permitirle volver a la escuela y a sus actividades habituales. Fomentar el contacto y el tiempo con su grupo de iguales. Anímale a realizar actividades placenteras y potenciadores de la resiliencia (contacto con la naturaleza, paseos al sol, práctica de deporte…

Estas respuestas son absolutamente adaptativas y suelen desaparecer al cabo de unas cuatro semanas. Si se prolongan mucho más, lo más adecuado sería consultar a un psicólogo especialista en estrés agudo y/o trauma infantil.

BIBLIOGRAFÍA

Mooc “Primeros Auxilios Psicológicos” Universidad Autónoma de Barcelona

FAROS HSJBCN (Hospital San Joan de Déu de Barcelona) Los primeros auxilios también puede ser para niños

FAROS HSJBCN (Hospital San Joan de Déu de Barcelona) Los primeros auxilios psicológicos en niños

RIVERA MOLINA, “Guía practica: Primeros Auxilios Psicológicos”

sábado, 16 de diciembre de 2017

Carta de Duelo para un niño no nacido

No hay nada más doloroso que la pérdida de un niño, ya sea apenas nacido, muy pequeño o que no haya llegado a nacer.
En éste último caso, tanto si la decisión fue voluntaria o las causas fueron naturales, el dolor, el sufrimiento y la culpa son inmensos, tan inmensos que se callan, se ocultan y se tapan hasta casi el olvido.
Y éste dolor guardado, éste duelo congelado se trasmite de generación en generación hasta que alguien lo ve, lo sana y lo libera, reconociéndolos como parte del sistema, dándoles su lugar.
Por eso es muy importante que liberes tu dolor, el secreto y la culpa; es importante que hagas el duelo de ese bebé.
No importa si han pasado meses o 50 años, si no lo superaste, si no lo procesaste te aseguro que el dolor está intacto.

Primero ponle un nombre. 
En tu interior quizás presentiste su sexo, y si no fue así solo cierra los ojos, piensa en él, respira hondo y ponle un nombre.
Luego puedes escribirle una carta contándole:
  • Cómo te sentiste al saber que estabas embarazada.
  • Cómo era tu situación familiar, personal y emocional.
  • Cómo fue para tí tomar la decisión (en caso que haya sido voluntario) y cómo te sientes.
  • Cuéntale como es ahora tu familia.
Deja salir toda la emoción y dolor guardado.
  • Luego imagina que ese bebé está allí; lee la carta en voz alta y dile: que es el primero o el número que le corresponde de tus hijos, que a partir de ahora le das su lugar.
  • Si lo sientes pídele perdón e imagínate que él sonriendo te lo da.
  • Abrázalo amorosamente y dile que siempre estará en tu corazón y que tú siempre serás su mamá.
  • Quema o rompe la carta en pequeños pedazos, y tú decides donde esparcirla, pero cuida que sea algún bello lugar.
Espero haberte podido ayudar para aliviar tu dolor.

No olvides dejarme un comentario sobre que te ha parecido el artículo y si realizas el ritual cuéntame cómo te sientes ahora.

Hasta la próxima.

viernes, 15 de diciembre de 2017

¿Conoces la regla de los 4 regalos para los niños en Navidad?.

Sabías que los niños son quienes se llevan la mejor parte en las compras de Navidad?. De hecho, estudios desvelan  que alrededor del 80% de los niños reciben como promedio un total de cinco regalos o más durante estas fechas y que la mayoría recibe 10 veces más regalos de los que necesitan.

Sin embargo, aunque esta tendencia consumista sigue en aumento, cada vez son más los especialistas que afirman que hacerles demasiados regalos a los niños puede resultar contraproducente. De hecho, demasiados obsequios puede dar pie a una sobreestimulación, haciendo que los pequeños no disfruten cada regalo en particular e incluso que ni siquiera les presten atención a algunos de los presentes.

El exceso de regalos puede conducir incluso a una apatía total, provocando que los niños pierdan la ilusión debido a un exceso de estímulos positivos. Asimismo, se ha apreciado que el exceso de regalos puede incidir de manera negativa en su nivel de tolerancia a la frustración haciendo que quieran tener las cosas inmediatamente, sin reparar en el sacrificio que requiere conseguirlas. De hecho, los expertos aseguran que el exceso de obsequios puede restarle valor al sentido del esfuerzo, la generosidad y la austeridad.

No obstante, la solución no radica en hacer que los niños prescindan de los regalos de Navidad sino en obsequiarles menos presentes, intentando que sean lo más útiles posible. Para lograrlo, puedes recurrir a una estrategia muy sencilla: la regla de los cuatro regalos de Navidad.

¿En qué consiste la regla de los cuatro regalos navideños?

La regla de los cuatro regalos navideños es muy sencilla y se sustenta en la teoría de que los obsequios para los niños tienen que ser útiles. Básicamente, apuesta por que se les regalen a los pequeños artículos que en verdad vayan a utilizar y que les reporten algo para su desarrollo.

En práctica, para aplicar esta regla debes seleccionar solo cuatro regalos para tu hijo, en vez de llenarlo de obsequios que probablemente no aprovechará. La clave radica en elegir presentes que cumplan los principios siguientes:

Un regalo que le sirva para llevar, ya se trate de prendas, zapatos u otros accesorios.

Un artículo vinculado a la lectura, que puede tratarse de un libro en papel, un ebook, etc.

Un obsequio que deseen mucho, para satisfacer sus necesidades emocionales.

Un objeto de cualquier índole que realmente necesite.
Tres aspectos que no debes pasar por alto a la hora de elegir un regalo navideño para los niños

1. Ten en cuenta su criterio
No siempre es fácil elegir el regalo del niño teniendo en cuenta sus criterios y deseos, ya sea porque las expectativas del pequeño son demasiado elevadas para tu condición económica o porque el regalo no es acorde a su edad. Sin embargo, aunque no siempre se podrá complacer al niño, es importante que tengas en cuenta sus preferencias a la hora de elegir un regalo para Navidad. Así no solo logras que le guste el obsequio sino también que lo usará.

2. Encuentra un obsequio acorde a su edad
Cada artículo infantil está diseñado para un rango de edad, en función del cual se determina su seguridad y funcionalidad. Por eso, es recomendable que cuando elijas el regalo para tu hijo, verifiques que sea adecuado para su edad. Más vale esperar un poco más que obsequiarle algo que el niño no valorará pues no puede aprovechar sus funcionalidades, o peor aún, que represente un riesgo para su seguridad.

3. Apuesta por regalos educativos

Es importante que a la hora de escoger un obsequio para el pequeño tengas en cuenta su uso. No siempre los mejores regalos son los más caros o los que están de moda. De hecho, los mejores obsequios para los niños son aquellos que les reportan beneficios y estimulan su desarrollo.