viernes, 13 de abril de 2018

Por qué un niño de dos años no puede manipularnos. La Teoría de la Mente

 Para las personas que entendemos la educación y la crianza como la entiendo yo, es muy cansado escuchar a personas adultas explicando que bebés de pocos meses de vida manipulan, utilizan a su antojo, mienten y un montón de perversidades que un bebé sencillamente no puede hacer porque biológicamente no está preparado para ello. Incluso aunque fuese el bebé más listo del mundo, seguramente no podría hacer ninguna de estas maldades que tan alegremente se les atribuyen a muchos niños y niñas.

Para explicar por qué no es posible, una opción interesante es tomar la Teoría de la Mente como referencia. Ésta responde a preguntas como: ¿Tienen los niños las niñas una teoría sobre qué es la mente? ¿Qué saben sobre su propia mente y la mente de otras personas? ¿Cómo lo llegan a saber? ¿A qué edad? ¿Cuándo tienen capacidad para engañarnos?
Hay un momento del desarrollo en que niños y niñas son capaces de hablar de sus estados mentales: pensamientos, creencias, deseos, intenciones y son capaces de atribuir y explicar sus propios comportamientos debidos a estos estados mentales comentando aspectos sobre la mente de los demás, anticipando qué conductas tendrán otras personas.

¿Qué significa Teoría de la Mente?

Cuando hablamos de Teoría de la Mente, nos referimos a la capacidad que nos permite interpretar y predecir la conducta de otras personas, es decir, la capacidad de comprender que otras personas tienen mente y de saber además cómo funciona permitiéndonos interpretar y predecir qué conducta tendrán los demás y sabiendo cómo se puede influir en ella con nuestra propia conducta. Comprender que las otras personas tienen mente y que pueden pensar de manera diferente a cómo piensa uno mismo supone un complicado aprendizaje que suele durar varios años. Déjame que te explique un poco más todo esto.
¿Cuando son capaces niños y niñas de comprender sus estados mentales y los de otras personas?

Desde los primeros días de vida, el bebé sabe muchas cosas sobre el mundo, los objetos, las personas y los acontecimientos. Nace preprogramado para procesar la información relevante y está preparado para responder eficaz y adaptativamente en diferentes contextos a los que deberá enfrentarse casi con total seguridad. Tras nuestro nacimiento, somos capaces de construir representaciones adecuadas de la realidad que nos rodea, las cuales nos permiten manejarnos en nuestro mundo y nos hacen diferentes de otras especies animales.

Dicho de otro modo, el desarrollo de la especie se ha encargado de dotarnos de unas habilidades que tenemos “de serie”, por decirlo de alguna manera, que hacen que podamos sobrevivir tras nuestro nacimiento. Si no hubiésemos tenido estas habilidades sencillamente nos hubiésemos extinguido hace muchos muchos años y no estaríamos hablando de todo esto.
Siguiendo en esta línea, en torno al año, antes de que aparezca el lenguaje, niños y niñas realizan interacciones comunicativas con clara intencionalidad. A esta edad pueden resolver un problema como puede ser alcanzar un juguete que está fuera de su alcance valiéndose de un rastrillo para acercarlo. Pero también puede indicar con algún gesto, sonido o mirada a otra persona que le acerque el juguete. En el primer caso, están realizando una acción inteligente empleando un instrumento para conseguir un resultado; esto hay niños y niñas que lo hacen meses antes. Pero al utilizar a terceras personas para lograr el juguete están utilizando mecanismos mucho más sofisticados que requieren no sólo el conocimiento de los objetos y las relaciones entre ellos sino también una comprensión práctica de cómo funcionan las personas en las interacciones sociales. En ese segundo caso, estamos ante una competencia todavía intuitiva para predecir y manipular el comportamiento de otras personas, del tipo: “si hago este gesto, esta persona me ayudará, me acercará lo que quiero”. Esto implicaría una Teoría de la Mente en un niño o una niña que aún no habla o dicho de otro modo, la capacidad de comprender que otra persona tiene mente y las herramientas aún muy básicas para influir en ella y comprenderla. Y digo básicas porque seguramente si por el motivo que sea, esa persona no le acerca el juguete, no lo comprenderá. Desde mi mente adulta puedo pensar que no le da el juguete porque no le apetece, no se dió cuenta de lo que pedía el bebé, es peligroso dárselo… En todas estas opciones razonables para alguien que está en fases posteriores del desarrollo, seguramente el bebé no comprenderá por qué no se le acerca dicho objeto.
La teoría de la mente implica hacer uso de creencias, deseos, intenciones o sentimientos para dar cuenta del comportamiento de otras personas. Supone que la niña o el niño haga uso de verbos relacionados con estados mentales como pensar, creer, recordar, sentir, desear, etc. El proceso de desarrollo tiene lugar entre el año y medio y los cinco años, porque es en esta franja de edad donde empiezan a comprender su propia mente y la de los demás. Al principio de una manera muy rudimentaria, como decíamos, y después más elaborada.

Para estudiar el desarrollo de la teoría de la mente, se utiliza un experimento que se llama “la falsa creencia”. Por ejemplo, se enseña a un niño una hucha y se agita su contenido mientras se le pregunta: “¿qué crees que hay dentro?” Generalmente los niños y niñas hacia los tres años nos dirán que hay monedas. Después se cambian delante de ese niño las monedas por canicas y se le formula una nueva pregunta: Si ahora entrara una persona en la sala que no sepa que hemos cambiado las monedas por canicas y le preguntamos qué cree que hay dentro, ¿qué nos dirá? Los niños y niñas que no han desarrollado aún una teoría de la mente, nos dirán que la persona dirá “canicas”, los que si han desarrollado esa capacidad dirán “monedas” y además, es muy probable que sepan explicarnos por qué, contándonos, por ejemplo, que dirá monedas porque es lo que suele haber en una hucha o algo similar. 
Hay niños que con tres años ya tienen desarrollada la teoría de la mente y otros que la desarrollan a los seis años. Aunque la mayoría de niños y niñas suelen tenerla adquirida hacia los cuatro años.

Como puedes imaginar, la teoría de la mente sirve para comprender el engaño, la mentira o una creencia equivocada y también sirve para engañar y manipular a otras personas o para comunicarse y cooperar con ellas. Los investigadores utilizan la capacidad de engañar a otras personas como indicador de que ya se ha desarrollado esta capacidad y ya les comentaba antes que la media suelen ser los cuatro años. Los niños antes de los tres años, presentan serias dificultades para engañar a otras personas, a partir de los cuatro, ya suele ser más fácil y a los cinco años, hay verdaderos genios del engaño entre nuestros pequeños y pequeñas. Esto se relaciona con que muchos a partir de los cinco años ya han desarrollado una teoría de la mente más compleja.
Dicho esto, a partir de los datos obtenidos en las investigaciones realizadas por numerosos investigadores, tenemos que la mayoría de los niños y niñas menores de tres años, no son capaces de comprender del todo que otras personas puedan tener una mente que piense algo diferente a lo que ellos y ellas mismas piensan. Yo no puedo evitar preguntarme cómo en estas circunstancias, va a ser posible que un bebé de meses o un niño de dos años pueda manipularnos o utilizarnos tal y como muchas personas piensan.

En nuestra sociedad es habitual atribuir características de personas adultas a niños y niñas muy pequeños, en muchas ocasiones con connotaciones negativas, por decirlo de otra manera, casi siempre en relación con algo malo. Supongo que les sonarán frases de este tipo: “te manipula”, “se está aprovechando de ti”, “menudo listo/a, ya te arrepentirás”, “hará contigo lo que quiera, prepárate ya veras”… En muchos casos nos referimos a bebés de pocas semanas de vida o de días. Volcamos nuestras experiencias de adultos en ellos y ellas sin ningún miramiento, considerando que ven el mundo como lo vemos nosotros (personas) equivocándonos en la mayoría de las ocasiones.
 A veces, parece que somos las personas adultas las que no somos capaces de ponernos en la piel de un bebé o una niña pequeña, como si no hubiésemos desarrollado aún la teoría de la mente de la que hoy les hablo y pensásemos que todas las personas ven el mundo desde nuestros ojos, hasta los que aún están en proceso de desarrollo.

Cuando los bebés o los niños y niñas más pequeños, nos piden algo es simplemente porque lo desean, lo quieren, no conocen todas nuestras rígidas normas de qué está bien y qué está mal y tampoco conocen las normas  que nos permiten vivir en sociedad. Ellos y ellas simplemente piden lo que necesitan o desean en cada momento. Afortunadamente, todavía no han aprendido que muchas veces, muchísimas, uno no consigue todo lo que se propone, que aunque hay cosas que parecen fáciles porque están al alcance de la mano, no se pueden tocar porque no nos pertenecen aunque sea injusto que no nos pertenezcan. 
Todo eso, ya llegará, no creo que sea necesario mostrárselo todo de golpe y porrazo en unos pocos meses de su vida, seguro que no es ni sano hacerlo, ¿no crees? Igual que se alarga la fantasía de los Reyes Magos, no sé si con acierto o sin él, podríamos dejarles vivir en un mundo de fantasía a otros niveles menos consumistas y más placenteros a nivel personal, al menos por un tiempo. Seguro que con ello llegarían a las siguientes etapas mucho más relajados, menos a la defensiva, con más ilusión y siendo más idealistas, debemos los grandes avances de la humanidad a personas idealistas, no lo olviden, no a personas conformistas que comprendieron muy pronto que la vida era durísima e injusta y que poco se podía esperar de ella.

Bibliografía: García García, E. et al (2007). Nuevas perspectivas científicas y filosóficas sobre el ser humano. Madrid. Universidad Pontificia de Comillas.
Fuente:  La mamá pequeñita. 

Hacer sentar a los bebés: Las desventajas

Habrá quien considere una falta social el hecho de sugerir aspectos negativos de una práctica que probablemente el 90 por ciento de los padres elige con sus bebés. ¿En verdad vale la pena arriesgarse?

Después de luchar con esta idea, ganó mi pasión por el desarrollo motor grueso natural. Por eso, sinceramente espero que lea este artículo con la mente abierta (o se detenga aquí y pase a otro artículo).

Mi esposo y yo sentamos a nuestra primera bebé sin pensarlo dos veces; la apoyábamos contra el respaldo del sillón cuando solo tenía unas semanas de vida para sacarle fotos en su fabuloso atuendo nuevo. Cuando miro esas fotos ahora me doy cuenta de que esa postura no la favorecía; parece desplomada y congelada: ni cómoda ni alegre. En una de las fotos, que es particularmente indecorosa, tiene puesto un moño naranja chillón, al estilo bufón, con un sombrero que le hace juego, regalo de un amigo ocurrente (sin hijos). El ceño fruncido de nuestra recién nacida deja en claro que a ella no le pareció gracioso.
Para cuando nuestra bebé tenía cuatro meses, yo ya asistía a clases de RIE, donde se me alentaba a que le diera mucho tiempo para moverse libremente y le permitiera rodar de boca arriba a boca abajo, pivotar, arrastrarse y finalmente descubrir cómo sentarse por su cuenta.

Nunca olvidaré la primera vez que logró sentarse sola. Había estado meciéndose sobre las rodillas, volviendo luego a ponerse de costado y casi lográndolo durante varios días. Luego, una mañana, estaba jugando en el piso de una habitación minúscula en un hotel de París y de repente apareció sentada frente a un armario, sorprendida de encontrar una imagen de sí misma en el espejo.
El esplendor de los logros como estos, que son “propiedad del bebé”, es una de las razones por las cuales recomiendo dar al pequeño oportunidad de aprender a sentarse por su cuenta y no acomodarlo o apoyarlo contra algo. A continuación se describen otras razones:

El desarrollo motor grueso natural: Muchas de las ideas que enseñaba Magda Gerber estaban basadas en la investigación y el trabajo clínico de la renombrada pediatra húngara Emmi Pikler (1902-1984), quien era amiga y mentora de Magda. Una de las contribuciones revolucionarias de la Dra. Pikler al cuidado infantil surgió a partir de su marcado interés en la fisiología del desarrollo motor no restringido, asistido o enseñado. Tras sus muchos años de investigación, observación y experiencia, Pikler concluyó que cuando se permite que el desarrollo infantil ocurra de manera natural y sin interferencia no solo existen beneficios físicos tales como la gracia y la facilidad de movimiento, sino también beneficios psicológicos y cognitivos.
“El proceso de aprendizaje jugará un papel principal en toda la etapa de madurez del ser humano. Con este tipo de desarrollo, el bebé descubre su capacidad de hacer algo de manera independiente a través del esfuerzo paciente y persistente. Cuando durante el desarrollo motor aprende a darse vuelta y ponerse boca abajo, rodar, arrastrarse, sentarse, pararse y caminar, no solo está aprendiendo esos movimientos sino también ‘cómo aprender’. Aprende a hacer algo solo, interesarse en las cosas, probar, experimentar, superar dificultades. Llega a conocer el placer y la satisfacción que surgen del éxito, que fue resultado de su paciencia y persistencia”.

La restricción del movimiento: Sentar a los bebés antes de tiempo no les permite rodar, girar, arrastrarse o hacer demasiado de ninguna otra cosa. Cuando se coloca a un bebé en esta posición antes de que logre hacerlo de manera independiente, por lo general no puede dejar la posición de sentado sin caerse, lo cual no fomenta el sentido de seguridad o confianza física. Los bebés que he observado jugar en esta posición parecen estar sujetados al suelo, inmóviles de la cintura para abajo.
Mientras que los bebés recostados de espalda mueven sus extremidades libremente, ruedan de boca arriba a boca abajo, y empiezan a pivotar, arrastrarse o reptar, los bebés a quienes se ha sentado solo pueden inclinarse para alcanzar objetos que les llamen la atención. Si un juguete se le cae a donde no llega, el bebé sentado tiene que depender de un adulto para que se lo alcance. Por supuesto, los bebés tienen una capacidad de adaptación fenomenal. He visto cómo bebés a quienes se coloca habitualmente en esta posición aprenden a girar en círculo y por último se movilizan desplazándose lateralmente sobre la cola.

Los hábitos: A los bebés les gusta seguir haciendo lo que conocen (y los hábitos que les creamos pueden fácilmente transformarse en sus “necesidades”). Cuando sentamos al bebé, generalmente empieza a esperar y querer eso. En cambio, si no lo sentamos no deseará esa posición.Si los padres quisieran retroceder e intentar romper el hábito de estar sentado, es probable que haya un período de ajuste y algunas quejas por parte del bebé, a quien se deberá alentar a disfrutar estar recostado de espalda de a poco. Desde esta posición, el desarrollo motor puede progresar de manera natural.
“Dar a los bebés, aun aquellos con retrasos del desarrollo, la libertad de moverse conforme a sus impulsos innatos puede parecer radical, pero es esencial para que lleguen a ser personas con una autoestima inquebrantable”.

– Ruth Anne Hammond, Respecting Babies

(El respeto a los bebés)

El retraso con respecto a los indicadores de desarrollo motor o salteo de algunos hitos: Cuando los padres me escriben preocupados de que sus hijos no han alcanzado hitos como rodar o gatear, a menudo resulta que han estado restringiendo el movimiento en asientitos para bebés, saltarines o centros de actividades, o sentando al bebé. No se puede esperar que el bebé adquiera habilidades de desarrollo motor sin el tiempo y la libertad para hacerlo. Si se lo sienta y no puede moverse, el bebé a veces incluso saltea otros hitos importantes, como rodar, arrastrarse y gatear.
“Yo creo en brindar al bebé un espacio seguro en el que pueda jugar, así como en permitirle moverse con libertad y desarrollarse solo, sin ayuda. Evite apoyarlo contra algo en posición de sentado o ayudarlo a rodar. Él tiene un deseo innato de pasar por estas secuencias de desarrollo y posee el conocimiento de cómo hacerlo de una manera que es ‘correcta’ para él. El bebé hace esto a su propio ritmo y le da placer hacerlo”. – Magda Gerber

El juego independiente: Sentar al bebé es un obstáculo importante para el juego independiente. Dado que el sentarse antes de estar listo constituye una posición estática, dependiente, el bebé no tiende a disfrutar estar así durante mucho tiempo (y esto es presuponiendo que no se caiga).
La flexibilidad, la postura y la forma: Irene Lyon, investigadora científica del cuerpo humano y terapeuta del Método Feldenkrais, ofrece esta perspectiva:

“Piense en lo difícil que es para la mayoría de los adultos sentarse en el piso con la pelvis totalmente debajo de ellos. Cada vez más gente se está dando cuenta de esto a medida que la meditación en posición sentada se pone más de moda, al igual que el yoga hizo que la gente se diera cuenta de lo cortos que eran sus isquiotibiales. Pero si le da a un niño la posibilidad de sentarse por su cuenta, eso significa que habrá hecho funcionar su cuerpo de la mejor manera posible para él a través de su propio descubrimiento y movimiento; y, por supuesto, habrá aprendido cómo formar curvas en la columna vertebral y las caderas, cómo encontrar la flexibilidad en las articulaciones del tobillo y la rodilla. Cuando se les da la oportunidad de hacerlo solos, es un proceso gradual y orgánico en el que la forma se adapta a la funcionalidad”.Si desea ver un ejemplo perfecto de una bebé arreglándoselas sola, le aconsejo vivamente mirar “Baby Liv”, un video de Irene, de tres minutos, que encontrará en YouTube.
La pérdida de las posturas de transición: Un ejemplo de una postura de transición es la de “reclinarse sobre un lado” (a la que denomino con cariño “la posición masculina de póster”), que generalmente conduce a la posición de sentado. Hay muchas otras posturas que ocurren entre los hitos más llamativos, como rodar, arrastrarse y sentarse. Algunas son variaciones únicas de un niño en particular, y si creemos en la sabiduría del cuerpo (como en mi caso), cada una de estas cumple un valioso propósito de desarrollo. Siempre recuerdo a los padres que saquen fotos, ya que la mayoría son encantadoras y duran poco.
¿Cuál es el apuro? Los bebés construyen su autoestima cuando se confía en ellos, cuando se los acepta y valora por lo que pueden (y eligen) hacer. Ellos lograrán todo a su propio ritmo.

“He hecho la siguiente pregunta a los padres: ‘¿Usted qué edad tenía cuando aprendió a sentarse?’. Hasta ahora nadie lo ha recordado. ¿Qué ventaja tiene empezar a sentarse precozmente? ¿Por qué hay tanta gente aferrada a conceptos tales como ‘lo antes posible, mejor’? Dado que nuestra vida se está alargando, ¿por qué no disminuimos el ritmo? ¿Por qué razón casi ni se mencionan conceptos como el de estar listo y la motivación?” 
Escrito por Magda Gerber.

¿por qué se porta mejor con papá?.

Cuando tu hijo era un bebé de 6 meses tenían una relación especial y él te dedicaba sus mejores sonrisas. Por eso, es normal que te preguntes por qué ahora que ha crecido un poco está teniendo berrinches constantes contigo, pero sigue comportándose bien con su padre. “El cuidador principal es la persona con la que el pequeño se siente más a gusto y, por tanto, con quien puede expresar sus sentimientos libremente”, dice Karen Dudley, especialista en desarrollo infantil en University of California, Los Angeles. No cometas el error de pensar que a tu hijo le gusta más estar con papá que con mamá. Sus muestras de mala actitud pueden ser señal de que se siente relajado cuando está a tu lado.
Estos cambios en su comportamiento son también señal del rápido desarrollo de su cerebro. “La memoria del infante está mejorando, y recordará lo que quiere con más frecuencia”, explica Dudley. Asimismo, los niños más pequeños aprenden los límites al transgredirlos. “La mejor manera de conocer los ‘nos’ y normas es ponerlos a prueba", dice la psicoterapeuta Alyson Schafer, autora de Ain’t Misbehavin’: Tactics for Tantrums, Meltdowns, Bedtime Blues, and Other Perfectly Normal Kid Behaviors. Por tanto, si eres el adulto responsable que pasa más tiempo con el pequeño, es perfectamente normal que acabes percibiendo cierta resistencia por parte de tu hijo.

Haz que te respeten sin que haya lágrimas

Simplemente porque tu hijo sea demasiado pequeño para entender qué significa disciplina y esté experimentando con lo que puede y no puede hacer, no tienes porque convertirte en víctima de sus demandas. Cuando insiste en que quiere algo, incluso llegando a llorar, quizás sea tentador dárselo para evitar enfados. Pero recuerda: los niños necesitan límites, así que mantén cierta consistencia a la hora de establecerlos.
¿Cómo hacerlo bien? El castigo no siempre funciona. Un buen truco es intentar parar el mal comportamiento y los potenciales berrinches antes de que tengan lugar, cuando notes que la rebeldía de tu hijo emerge. 

¿Otra manera de evitar conflictos? Ofrecer más de una opción, dándole oportunidad de elegir, de ‘estar al mando’. Además, considera que es la mejor manera de educar en valores, puesto que aprenderá a tener la responsabilidad y honestidad que requiere el tomar decisiones
Aceptar la (frecuente) frustración

Aunque le des muchos mini time outs y le ofrezcas un abanico amplio de opciones, los infantes no siempre están dispuestos a colaborar. Y algunas situaciones pueden realmente poner a prueba la paciencia de una madre, sobre todo cuando parece que el pequeño sí está dispuesto a seguir todas las directrices del padre. Pero intenta no perder el control en el calor del momento. “Ser muy crítico puede hacer que los niños lo sean aún más”, advierte Dudley. En lugar de levantar la voz cuando tu pequeño se niegue a cooperar, intenta mantener la calma y una actitud amigable, incluido el tono de voz; puedes hacerle saber que él es, en última instancia, responsable de decidir cómo comportarse. Este enfoque puede ayudarte a apreciar que necesitas su ayuda, así que estará más dispuesto a colaborar, explica Schafer.

Finalmente, aquellos días en los que tu hijo parezca especialmente difícil de tratar, piensa en darte un pequeño respiro. Aprovecha el hecho de que tu hijo parezca portarse mejor con su padre. Por ejemplo, si te cuesta que se bañe, date la noche libre (¡bien merecida!) después de cenar y deja que tu pareja se ocupe de ello. La verdad es que te mereces un premio por tus esfuerzos.
Fuente: Ser Padres

El robo de la infancia

Durante la infancia se empieza a construir la identidad personal y se gestan la mayoría de traumas emocionales. Cualquier negligencia por parte de los cuidadores o cualquier situación grave que provoque cierto desequilibrio en el entorno ocasionará graves problemas a los más pequeños. Uno de ellos es lo que denominamos como robo de la infancia.


El robo de la infancia puede darse de múltiples maneras, pero existen dos manifestaciones que debemos conocer. La primera es esa sensación de que no existió una infancia como tal. Es como si esa fase no se hubiese experimentado, como si se hubiese suprimido. La segunda, en cambio, hace referencia a un vacío interior, algo que falta, pero que uno no sabe cómo explicar.

El robo de la infancia por parte de la familia
El robo de la infancia puede darse por parte de los miembros de la familia. Suelen ser los cuidadores o familiares cercanos, ya sean hermanos, tíos, abuelos… Los actos que se llevan a cabo afectan a los más pequeños, a pesar de la creencia de que estos no se acordarán en un futuro de lo sucedido. Veamos algunos testimonios de personas reales.

Natalia tenía tan solo 5 años cuando su padre le dijo que nadie la quería y que su futuro se encontraba en la prostitución. Tanto su padre, como su tío y el novio de su madre abusaron sexualmente de ella hasta que a la edad de 11 años le dijo a una amiga que creía que estaba embarazada. Ahí empezó todo un proceso en el que se arrojó luz sobre lo que le había ocurrido a Natalia.
La psicóloga que trató a Natalia afirmó: “Es la persona que más he visto sufrir las consecuencias de unos abusos y llevo muchos años en esto. Se bloqueaba, se quedaba sin palabras, se iba. No hablaba ni se movía”. Aunque hoy Natalia tiene una vida normal de pareja, incluso hijos, se rompe si se le pregunta por su pasado. Un pasado que aún le duele. El robo de la infancia que su padre, tío y novio de su madre protagonizaron.

“Ya no distinguía entre afecto y contacto sexual. Tenía una conducta muy sexualizada”.

Otro caso es el de Patricia que tras vivir una experiencia en la que su padre maltrataba a su madre, estos se separaron. Pero, le dieron su custodia y la de su hermano pequeño a su padre. Solo tenía seis años y su hermano cuatro. En sus propias palabras dice:
“Él nos amenazó una vez con estrellar el coche con nosotros dentro. Nos amenazaba cada dos por tres con llevarnos a un centro de acogida. Hacía como que llamaba por teléfono y me decía ‘haz las maletas que vienen a buscarte, porque allí es donde llevan a los niños que nadie quiere'”.

Consecuencias en la edad adulta

Los casos anteriores son ejemplos de robos de la infancia, pero también existen otros tipos como comprometer a un hijo a una edad muy temprana, ejercer la manipulación y el maltrato e incluso, la negligencia emocional o el abandono. Todas estas situaciones provocan una ruptura del equilibrio que debería predominar y que tienen graves consecuencias en la edad adulta.
Cuando una persona afirma que no ha tenido una infancia e incluso que apenas recuerda cosas de cuando era pequeño, suele carecer de una base sólida sobre la que desarrollar su identidad. Un soporte inestable que por momentos se vuelve inexistente. Incluso, a pesar de que destaque en la vida de alguna manera, siempre llevará consigo esos momentos que no querrá mirar… Todos aquellos relacionados con las emociones, el autoconocimiento y las relaciones con los demás.

El robo de la infancia provoca también el desarrollo de cierta dependencia emocional. Sobre todo en aquellas personas que han experimentado un abandono por parte de sus progenitores. Otros, desarrollan un miedo atroz al sexo o como le pasaba a Natalia, no son capaces de diferenciar entre afecto y contacto sexual.

Algunas de las actitudes que presentan los adultos que han sufrido un robo de la infancia pueden ser la represión de las emociones, la incapacidad de nombrar a las personas que les han hecho daño o la negación de lo ocurrido, entre otras.
Para sanar estas heridas emocionales se necesita un trabajo de años y en la mayoría de los casos, con un especialista. Recomponer los trozos de una infancia resquebrajada, pisoteada y maltratada requiere un esfuerzo descomunal.

El robo de la infancia de cualquier menor es algo muy grave. Los responsables son los adultos que creen que los niños no se enteran de nada, que pueden hacer con ellos lo que quieran o que son meros objetos con los que jugar. No se dan cuenta de que el verdadero daño se lo hacen a nivel emocional. Una herida que perdura durante años y que cuando sale a flote sorprende a todos. Un dolor necesario de sanar y perdonar para poder seguir adelante.

31 Regalos que tus hijos nunca olvidarán

 33 Regalos que tus hijos nunca olvidarán

¿Qué tipo de regalos podemos dar a nuestros hijos que nunca olvidarán? ¿Qué regalos serán realmente un impacto en sus vidas y los cambiarán para siempre?

33 Regalos que tus hijos nunca olvidarán

Estos son los perdurables regalos que se dan al alma y al espíritu. Y aunque los regalos materiales también cumplen su función, ya que algunos fomentarán las relaciones humanas, la creatividad, el entretenimiento, todos factores saludables para nuestra integridad, no hay como los regalos que profundamente se quedarán por siempre intocables en lo más esencial de nuestro ser.

Te invitamos a dar un recorrido por esta lista que hemos preparado para ti y recuerdes esos momentos, si alguna vez tuviste el privilegio de haber recibido esos regalos, o si quieres ser parte de los padres que quieren regalar cosas perdurables a sus hijos.

1. Afirmación
A veces una simple palabra de afirmación puede cambiar toda una vida. Así que asegúrate de que tus hijos sepan cuánto los aprecias. Y luego, recuérdaselo cada vez que puedas.

2. Arte

Regalar a tu hijo herramientas para que desarrolle una actividad artística es de lo mejor que puedes regalar sus sentidos y mente. El arte es una ventana que nos orienta a respuestas que nuestro ser quiere encontrar cuando está pasando por momentos que sólo la creatividad puede motivar. llévalo a museos, cómprale un instrumento musical, pinturas y un caballete, etc. Eso despertará en él cosas que ninguna otra cosa puede.

3. Desafío
Anima a tu hijo a soñar grandes sueños. A cambio, van a lograr más de lo que creían posible, y probablemente incluso más de lo que creías posible.

4. Compasión / Justicia

La vida no es justa. Nunca será – hay demasiadas variables. Pero cuando un mal se ha cometido o en un campo de juego se puede ser equilibrado, quiero que mi hijo sea activo en ayudar a nivelarlo.

5. La satisfacción

La necesidad de más es contagiosa. Por lo tanto, uno de los mayores regalos que puedes dar a tus hijos es una apreciación de contentarse con lo que tienen, pero no con lo que son.
6. Curiosidad

Enseña a tus hijos a hacer preguntas acerca de quién, qué, dónde, cómo, por qué y por qué no. “Deja de hacer tantas preguntas” son palabras que nunca deben estar en la boca de los padres.

7. Determinación

Uno de los mayores factores determinantes en el éxito de uno es el tamaño de su voluntad. ¿Cómo se puede ayudar a crecer la determinación de tu hijo hoy?

8. Disciplina
Los niños necesitan aprender de todo, desde comportamientos adecuados, cómo llevarse bien con los demás, cómo llegar a resultados y la forma de lograr sus sueños. La disciplina no debe ser evitada o retenida. En su lugar, debe ser consistente y positiva.

9. Fomentar

Las palabras son poderosas. Pueden crear o pueden destruir. Las palabras simples que eliges para hablar hoy pueden ofrecer ánimo y pensamientos positivos a otro niño. O tus palabras pueden enviarlos más en la desesperación. Así que elige con cuidado.

10. La fidelidad a tu esposo/a

La fidelidad en el matrimonio incluye más que nuestros cuerpos. También incluye nuestros ojos, mente, corazón y alma. Protege tu sexualidad diaria y dedícate por completo a tu cónyuge. Tus hijos lo notarán absolutamente.
11. Encontrar la belleza

Ayuda a tus hijos a encontrar la belleza en todo lo que ven y en todos los que encuentren.

12. Generosidad

Enseña a tus hijos a ser generosos con tus cosas de manera que se conviertan en generosos con las suyas.

13. Honestidad / Integridad

Los niños que aprenden el valor y la importancia de la honestidad a una edad temprana tienen una mayor oportunidad de convertirse en adultos honestos. Y los adultos honestos que tratan con sinceridad a los demás, tienden a sentirse mejor consigo mismos, disfrutar de sus vidas más, y dormir mejor por la noche.
14. Esperanza

La esperanza es saber y creer que las cosas van a mejorar. Esto crea fuerza, resistencia y determinación. Y en los tiempos desesperadamente difíciles de la vida, esto nos ayuda a presionar hacia adelante.

15. Abrazos y besos

Hay una historia de un hombre que le dijo a su hijo de 7 años que había crecido demasiado ya para los besos. Tus niños nunca son demasiado viejos para recibir afirmación física de tu amor por ellos.

6. Imaginación
Si algo hemos aprendido en los últimos 20 años, es que la vida está cambiando cada vez más rápido con cada día que pasa. El mundo del mañana no se parece en nada al mundo de hoy. Y las personas con imaginación son los que viven no sólo en ella, también la están creando.

17. La intencionalidad

Existe la posibilidad de llevar una vida intencional y crianza intencional. Reduce la velocidad, considera lo que eres, a dónde vas y cómo llegar allí. Y lo mismo para cada uno de tus hijos.

18. Tu regazo

Es el mejor lugar en el mundo entero para un libro, una historia, o conversación. Y ha estado justo en frente de ti todo el tiempo.
19. Aprendizaje permanente

Una pasión por el aprendizaje es diferente a simplemente estudiar para obtener un grado o complacer a los maestros. Se inicia en el hogar. Así que leer, hacer preguntas, analizar y expone. En otras palabras, aprende a amar el aprendizaje mismo.

20. Comidas juntos

Las comidas en familia proporcionan oportunidad sin igual para la relación, de la talla de la que no se puede encontrar en cualquier otro lugar. Tanto es así, que una familia que no come junta no crece junta.

21. Naturaleza
Los niños que aprenden a apreciar el mundo alrededor de ellos se encargan del mundo que les rodea. Como padre de familia, con frecuencia se debe pedir a los hijos que mantengan sus habitaciones dentro de la casa limpias y ordenadas. ¿No deberíamos también estar enseñándoles a mantener su mundo exterior limpio y ordenado?

22. Oportunidad

Los niños necesitan oportunidades para experimentar cosas nuevas para que puedan saber lo que les gusta y para lo que son buenos. Y, contrariamente a la creencia popular, esto no tiene por qué requerir mucho dinero.

23. Paz

En una escala mundial, se puede pensar que esto está fuera de nuestras manos. Pero en relación a las personas que te rodean, esto está completamente dentro de tus manos, y eso es un gran lugar para empezar.
24. Orgullo

Celebra las pequeñas cosas en la vida. Después de todo, son los pequeños logros en la vida los que se convierten en grandes logros.

25. Espacio para cometer errores

Los niños son niños. Eso es lo que los hace tan divertidos, y tan desesperadamente necesitados de tu paciencia. Dales espacio para experimentar, explorar, y cometer errores.

26. Autoestima

Las personas que aprenden a valorarse a sí mismos son más propensas a tener confianza en sí mismas y autoestima. Como resultado, son más propensos a convertirse en adultos que respetan sus valores y se adhieren a ellos, incluso cuando no hay nadie más.

27. Sentido del humor
Ríete con tus hijos todos los días, por su bien y el de ellos.

28. Estabilidad

Un hogar estable se convierte en la base sobre la que los niños construyen el resto de sus vidas. Necesitan saber su lugar en la familia, en quién pueden confiar, y quién va a estar ahí para ellos. No cambies esas cosas.

29. Singularidad

Lo que nos diferencia es lo que nos hace especiales. La singularidad no se debe ocultar. Se debe mostrar con orgullo por todo el mundo para ver, apreciar y disfrutar.

30. Un hogar acogedor

Saber que siempre se puede volver a casa, es una de las garantías más dulces y más vivificantes en todo el mundo. 

Por supuesto, ninguno de estos regalos está a la venta en tu tienda local. Pero, creo que ese es el punto.

25 Maneras alternativas de preguntarles a tus hijos cómo les fue en el colegio hoy.

Saber cómo les fue realmente en el colegio a tus hijos hoy es una tarea que actualmente se ha convertido en toda una odisea.

Si les preguntas directamente ¿cómo estuvo la escuela?, lo más probable es que te contesten: “bien”, “nada especial”, “aburrida”, y si tienes un poco de suerte, superarán la barrera del monosílabo y te dirán un corta frase como: “la profesora me regañó”. El problema es que la conversación automáticamente termina cuando comienzas a ahondar un poco más en el asunto.
En el siguiente listado, aparecen interesantes preguntas que pueden ayudar para saber un poco más sobre la vida de tus hijos en el colegio. No son preguntas perfectas, pero al menos colaboran a que respondan en oraciones enteras y llevan a conversaciones interesantes y a divertidas respuestas.

1. ¿Qué fue lo mejor que pasó hoy? (¿Qué fue lo peor que pasó hoy?)

2. Cuéntame algo que te hizo reír hoy.

3. Si pudieses elegir, ¿Con quien te gustaría sentarte en clases? (Con quien NO te gustaría sentarte en clases? ¿Porqué?)

4. ¿Cuál es el lugar que más te gusta del colegio?

5. Cuéntame una palabra extraña que hayas escuchado hoy (O algo extraño que alguien haya dicho)

6. Si llamara a tu profesora hoy, ¿qué me diría sobre ti?

7. ¿De qué manera ayudaste a alguien hoy?

8. ¿De qué manera alguien te ayudó hoy?

9. Cuéntame algo que hayas aprendido hoy.

10. ¿Cuál fue el momento más feliz de hoy?

11. ¿En qué momento te aburriste hoy?

12. Si apareciera una nave espacial en tu sala para llevarse a alguien, ¿a quién querrías que se llevara?

13. Si pudieras jugar con alguien que nunca has jugado antes, ¿Quién sería?

14. Cuéntame algo bueno que haya pasado hoy.

15. ¿Cuál fue la palabra que más dijo tu profesora hoy?

16. ¿Qué cosas crees que deberías hacer más o aprender más en el colegio?

17. ¿Qué cosas crees que deberías hacer menos o aprender menos en el colegio?

18. De tu curso, ¿Con quién podrías ser más simpático?

19. ¿Cuál es el lugar en el que más juegas durante el recreo?

20. ¿Quién es la persona más divertida de tu curso? ¿Por qué es tan divertido o divertida?

21. ¿Cuál es tu parte favorita de la hora del almuerzo?

22. Si mañana pudieses ser el profesor ¿Qué harías?

23. ¿Hay alguien en tu curso que necesite un receso?

24. Si pudieras cambiarte de puesto con alguien de tu curso ¿A quién escogerías? ¿Por qué?

25. Cuéntame 3 ocasiones en las que usaste tu lápiz hoy en el colegio.

La manera en que las preguntas están planteadas les da a los niños una forma tranquila y no amenazante de expresar algunas cosas, por lo que se puede conocer en mayor profundidad la vida de tus hijos en la escuela, y así, trabajar a favor de los problemas que sutilmente podrás detectar.